Ver a Marisol Sánchez y a Sergio Zapata realizar la compra de casa llega a ser incluso estresante. Ellos dicen que solo hace falta organización y tener las ideas claras, pero pedir el champú y el gel por internet, comprar a granel muchos productos, al mercadillo a por las lechugas, a otro establecimiento a por la soja y todo ello cargando de bolsas de tela para guardar cada una de las cosas que adquieren no es, ni muhco menos, fácil.
Así es vivir sin plástico o “muchas veces, sobrevivir”, como apunta Sánchez. Un acto particular que se pretende hacer extensible a toda la sociedad, como demuestra que desde el día 3 al 9 de junio se celebra la semana sin plástico, promovida por los ecologistas para concienciar de la necesidad de acabar con los alimentos envueltos en plástico que se ponen a la venta. Aunque para esta pareja almeriense vivir sin plástico es una realidad desde hace alrededor de dos años. “Estamos concienciados con el cuidado del medioambiente y lo estamos, sobre todo, por la preocupación que tenemos por la deriva que nuestro planeta está tomando. No queremos contribuir a destrozarlo y por eso decidimos que ibamos a minimizar al máximo el consumo de plástico”. Y lo están logrando, aunque, remarca Zapata, en España, en Almería en concreto, es una tarea “muy diícil”. “No existe una cultura de reducción del consumo de plásticos en nuestro país, algo que si sucede en muchos paises del resto de Europa.
Contaminación A pesar de que no se han encontrado con demasiadas trabas para realizar sus compras diarias, si se les hace imposible hacerse en su día a día con algo tan sencillo como una lechuga que no vaya envuelta en plástico, un gel o un champú que no tenga un recipiente que es “cero biodegradable”. “Todos los cogollos vienen envueltos en su plástico y tenemos que ir a algunas fruterias determinadas o a los mercados de barrio para poder comprar lechugas que estén totalmente libres de plástico. ¡Una lechuga, que es lo más natural!”, subraya Marisol Sánchez, quien se lamenta: “Si hasta en muchos supermercados ya te venden la fruta, como unos gajos de mandarina, envueltos en un recipiente de plástico, qué podemos esperarnos. Si seguimos así, no sé qué va a ser de nosotros en el futuro”.
Pero este es el camino actual, la deriva que toma el planeta a casusa de la acción del ser humano. Una situación contra la que esta pareja lucha a diario haciendo de sus actos cotidianos una reivindicación social contra el consumimo y la producción excesiva. “Sí, solo somos dos personas, pero por algo se empieza. Todo el mundo, poco a poco, va tomando conciencia, porque lo que está en juego es de todos. No puede ser que, en menos de 30 años pueda haber más plástico que peces en el mar”.
Modo de vida Pero vivir sin plástico no es el único acto de rebeldía social en pro del medioambiente que realizan Marisol y Sergio, que también intentan consumir únicamente productos de comercio local y cercano, conocido como de kilómetro cero, porque, como aseguran, los productos ecológicos “también” tienen que haber sido transportados de manera ecológica. “No podemos intentar vivir sin plástico y aceptar que la furgoneta o el camión que trae los productos sí está contaminando”, subraya la pareja.Y también son veganos. “Creemos que estamos haciendo un bienpara nuestro planeta.
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