“Pedro Almodóvar y Woody Allen te ven con rayos X: es la mirada de los grandes”

Elena Anaya (Palencia, 1975) trabajó por primera vez en Almería en la delirante ‘El árbol del penitente’ (1998), con Alfredo Landa de sotana por Tabernas. Volvió, ya con un Goya, con ‘Lejos del mar’ (2015): ahí era una doctora, hija de una víctima de ETA, que primero disparaba y luego se compadecía del terrorista, al que daba vida Eduard Fernández. Ahora ha regresado para recibir el premio Almería, Tierra de Cine e inaugurar la estrella con su nombre frente al Cervantes.

¿Cómo le influyó el paisaje de Rodalquilar para crear a Marina en ‘Lejos del mar’?

Impacta rodar en un decorado natural tan salvaje, tan virgen, afortunadamente tan poco tocado por el hombre, con esa fuerza y esa presencia tan abrumadora. Es una suerte venir a lugares tan maravillosos, tan únicos, que solo enriquecen, solo aportan. Es como conocer un personaje más, sin ninguna línea, pero que constantemente está diciéndote cosas, transmitiéndote emociones y sensaciones.

Marina genera conflictos al espectador. ¿Cómo fue su relación con ella?

Imanol [Uribe] me dijo que tenía un guion para mí, me lo mandó y lo leí al instante. Lo llamé a las dos horas : me faltaba el aire. La herida que deja un acto tan violento y cruel como el asesinato de una persona por una ideología, o por lo que sea, es tan atroz... Esa experiencia marca a Marina: ella salva vidas, pero no se sabe salvar a sí misma. Un personaje lleno de contrariedades, fallos, defectos; con un deseo grande de resolver algo que se había quedado sin resolver por el camino. Como actriz era una invitación hacia un lugar muy apetecible. 

Hay una secuencia de dos minutos, sin cortes, en la que arrastra a Eduard Fernández desde la orilla del mar a una casa. 

¿Tú has arrastrado alguna vez a una persona por la playa? No te crees lo difícil que es. Recuerdo lo que significó ese día de rodaje para todos. Mi cuerpo, como el de Marina, iba quedándose sin fuerzas, arrastrando a ese señor para salvarle la vida tras la atrocidad que ha cometido. 

Además de en lo psicológico, ¿fue duro en lo físico?

Me considero fuerte a pesar de mi aparente fragilidad, pero después de tres horas arrastrando a Eduard no podía más: me sangraban las manos, tenía heridas,.. Seguí rodando pero estuve tres días casi sin poder caminar, con agujetas en partes del cuerpo que no sabía que existían. Físicamente, creo que él [Imanol] quería contar el camino que le espera a Marina después de lo que ha hecho: un error que tiene que solventar sola, sin ayuda, enfrentándose a lo más tremendo de la vida.

Ha rodado con Pedro Almodóvar y Woody Allen. Su cine es muy distinto, pero ¿se parecen trabajando?

Los dos disfrutan mucho en el set, son cine, viven por y para el cine, y así lo han hecho toda su vida. Esa pasión, ese amor, lo transmiten a cada una de las personas del equipo. Y tienen mucho sentido del humor: uno más ácido y el otro algo menos, pero son muy graciosos. 

También poseen una visión al dirigir que solo los más grandes tienen. Yo actúo desde lo más honesto que puedo, poniendo mucha verdad, buscando lugares que resuenen en mí para hacer a mis personajes creíbles. A veces lo consigues y otras pasas de puntillas, pero ellos logran intuir por lo que estás transitando. Tienen un radar, esa mirada de rayos X única de los directores con tanto talento. 

Ha presentado en el Festival de Almería ‘Jaula’, de Ignacio Tatay, thriller con toques de terror. ¿Cómo se quedó al leer el guion?

Muy impactada. Isabel Peña es una de las mejores guionistas de este país, colaboradora de Sorogoyen, pero no conocía a Ignacio. Me gustó trabajar con él por su implicación, su amor por el cine, su forma de pelear contra viento y marea. Ha logrado una película brillante que me hace sentir muy orgullosa. Y en Netflix está siendo un hito mundial: llevamos cuatro semanas como número uno en muchos países y dentro del ‘top ten’ en otros.

Es su regreso al terror hecho en España, donde ya rodó ‘Frágiles’. Creo que el género le infunde respeto. 

Me da mucho miedo, pero ‘Jaula’ va hacia la luz, es la historia de un rescate; tenía dónde apoyarme. Me interesa mucho la mirada de Ignacio, ojalá haga muchas películas más.

En Almería ya tiene una comedia y un drama. ¿Qué género elegiría si volviera a rodar?

¡Un western!,.. pero sin pistolas (risas). Las historias se clasifican en géneros, pero cada película es única e irrepetible. Me gustaría que fuera una película bonita de ver, de contar y de sentir.