Desde el 1 de abril de 1772, cuando se recibió desde Roma la aprobación del superior servita y se fundó la hermandad de la Soledad de Almería, hasta el Viernes Santo de 1876, fecha de la primera procesión, la cofradía solo había realizado los cultos internos propios de este tipo de corporaciones de siervos de María.
Y tras más de un siglo de existencia, el 10 de abril de 1876 Nuestra Señora de los Dolores salió a las calles de Almería desde las Claras, donde se encontraba la parroquia de Santiago desde 1837.
En andas
Pero, ¿sobre qué paso lo hizo? La cofradía ya había atesorado ajuar y patrimonio durante el siglo XIX: manto, diadema, corazón, sudario, medallas, estandartes… Pero durante el último cuarto decimonónico la Virgen era llevada sobre unas sencillas andas.
No es hasta el año 1898 (uno antes de volver a la antigua iglesia de Santiago) cuando se estrenen unas nuevas andas para la Virgen con cuatro candelabros con sesenta luces cada uno. Y, además, a partir de este mismo año la Soledad va sobre una espléndida peana de carrete, que lucirá hasta los años de la II República.
Con la llegada del siglo XX todo sigue igual en cuanto a los pasos de la Soledad. No será hasta los maravillosos años 20 cuando se viva una auténtica revolución cofrade en Almería y, por ende, también en los pasos: se fundan hermandades, hay más procesiones, se piden más, se estrenan imágenes y patrimonio… Un auténtico boom cofrade que durará solo diez años por la llegada del anticatolicismo republicano.
Luz eléctrica
El Viernes Santo de 1920 la cofradía de la Soledad saca a la Virgen en un trono, no en andas. Debía ser uno antiguo y en mal estado, porque ya en 1922 lo restaura Nicolás Prados Benítez (padre de Nicolás Prados López). Este trono ya lucía cuatro candelabros con luces eléctricas, iluminadas por un acumulador donado por Esteban Viciana.
Incluso en 1923 la Virgen de la Soledad sale con una corona de lucecitas eléctricas. En 1926 se volvió a estrenar otro nuevo paso para la Virgen, esta vez más suntuoso, ya que era portado por veinte hombres, y contaba con 400 bombillas y claveles blancos; la iluminación era toda eléctrica, “a la forma de Cartagena”.
Sin embargo, uno de los mayores avances que iba a llegar en esos extraordinarios años 20 nunca llegó a materializarse. Nos referimos al palio que la hermandad de la Soledad tenía pensado para la Virgen de la Soledad.
De haberse hecho realidad, se hubiera convertido en la primera Dolorosa de Almería que procesionara bajo palio.
En una entrevista publicada en la Cuaresma de 1929, el hermano mayor de entonces José Sánchez Ulibarri afirma que la gran bonanza económica que vivía la cofradía del Viernes Santo en esos años les llevó a querer “cambiar por completo la decoración actual”, para lo que “quisiéramos adquirir un palio para la Virgen”.
Solo dos años más salió a la calle la cofradía soleana y el último fue en medio de graves incidentes.
Habría que esperar al Viernes Santo de 1941 y para entonces la situación económica y social era muy distinta. Se perdió el que pudo ser el primer palio en nuestra Semana Santa.
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