José Francisco Siles Cantón, hermano de Estudiantes, descubrió el arte de vestir a la Virgen de pequeño, mientras su tía, Isabel Segura, vestía a Nuestra Señora del Amor y la Esperanza.
¿Hermano de la Hermandad de Estudiantes desde cuándo?
Soy hermano de la Hermandad de Estudiantes de toda la vida. Además, mi familia está vinculada a la Cofradía desde hace un par de generaciones, casi prácticamente desde la fundación, mi tío Pedro Pavón, mis abuelos colaboran mucho y mis cinco tíos son hermanos de la Hermandad y por herencia era lo que tocaba.
¿Lo llevas en la sangre?
Desde pequeño me ha encantado los tema de la Hermandad, de la Semana Santa y estoy muy ligado desde que tengo uso de razón.
¿Eres de Cristo o Virgen?
Soy de los dos pero como decía mi tío Pedro, es verdad que la Virgen me ha tirado muchísimo más. A la Virgen del Amor y la Esperanza la tengo presente en cada momento del día y siempre está en todos los momentos importantes de mi vida.
¿Dentro de la Hermanad cuáles han sido tus responsabilidades?
He colaborado siempre pero desde el 2015, la anterior Junta de Gobierno, entré por primera vez como oficial de Junta con el cargo de prioste 1º y en esta última, con Antonio Salmerón, delegó en mí como prioste general y se me nombró por primera vez como uno de los vestidores oficiales de la Virgen del Amor y la Esperanza.
¿Cómo descubrió el arte de vestir las vírgenes?
Yo daba catequesis en el antiguo Colegio de los Seis, en la Catedral. Una de las noches, cuando terminamos la catequesis en vez de salir por los Seises, cruzamos la Catedral, en Cuaresma, y salimos por la puerta de los Perdones. Uno de esos días que se estaba montando el palio de la Virgen del Amor y la Esperanza. La Virgen no estaba ni en el camarín de la capilla ni subida al paso de palio. Entonces, en un hímpetú de niño me metí debajo de la cortina y estaban las camareras y su vestidora, por aquel entonces, mi tía Isabel Segura, vistiendo la Virgen y desde entonces estaba muy ligado al tema de vestidor tanto por relación familiar como afición que me ha gustado mucho desde que lo descubrí.
¿Cómo desarrolló y aprendió esa difícil técnica?
Cuando mi tío, José Luis Cantón, entró en la Gestora de la Hermandad de la Borriquita y restaura la Virgen de la Paz, entro con mi tia Isabel García, que vestía a la Virgen de la Paz mientras estuvo la gestora y años después. Después te conocí a ti, que me llevaste a muchísimas hermandades, en las que he tenido las puertas abiertas y siempre lo he agradecido muchísimo. A raíz de ti, que estuve en hermandades como son Prendimiento, con la Virgen de la Merced, Pasión con Desamparados, o la Estrella, a raíz de ir a Prendimiento, en mi propia casa, que no dejaban entrar a los hombres a las vestimentas, solamente eran camareras, conocieron la situación que me estaba yendo a otras hermandades me dijeron que en mi casa me tenía que quedar y que se me daba la oportunidad de entrar. En el año 2008 cogí el camino con Juan Rosales y hasta el día de hoy me he mantenido con ella. Desde hace un par de años estoy viendo con Álvaro Abril para pulir un poco la técnica. Estoy muy agradecido a Álvaro, es una persona encantadora que te ayuda en todo lo que le pidas, en cuanto a técnica o conocimiento. Es verdad que gracias a la Virgen del Amor y la Esperanza, con el tema de la vestimenta, la Junta de Gobierno del Consuelo me llamó después del aniversario y me propuso formar parte del equipo de vestimenta de la Virgen. Les estoy agradecidísimo. Es una talla, al igual que la Esperanza, de Castillo Lastrucci. Una virgen a la que siempre le he tenido mucho cariño y también a la Hermandad del Santo Sepulcro, con la Virgen de los Dolores, que siempre han tenido las puertas abiertas para mí. He tenido la suerte de ir con la mayoría de vestidores de Almería y de los que he aprendido mucho, no solamente técnica, sino cómo respetar a la Virgen, el momento de intimidad, el conocimiento de textiles o cómo estar ante una imagen.
¿Tu tío Pedro te regaló una Virgen pequeña con la que tu jugabas a vestirla?
Fue un regalo de Comunión. Compraron una Virgen de la Esperanza de resina y mi tía Carmen Castillo, que es una artista con el tema de la pintura y acuarelas, la pinto y mi tío Pedro le hizo dos Marías en miniatura de cera. Ellos son los que hacían las Marías del palio del Amor y la Esperanza. A la Virgen le cambiaba el rosario, la corona y practicaba con ella.
¿Recuerda la primera vez que le puso una blonda?
Es muy complicado porque al ser una Virgen con tanto historia y devoción es mucha responsabilidad, no sólo por la devoción que supone para ti sino por la gran publicidad que tiene en la calle una vestimenta de la Virgen del Amor y la Esperanza. Siempre he colaborado en los cambios de la Virgen pero nunca de forma directa. Recuerdo la primera vez que le puse un alfiler. En la legislatura anterior, con mi tio José Luis Cantón de hermano mayor, entonces pasé a cambiar las enaguas de la Virgen y la saya, la enjoyaba y la retocaba al final de la vestimenta. En el año 2018, en el cambio del mes de noviembre, de luto, fue la primera vez que Juan Rosales me pegó el empujón y ese fue el primer arreglo completo que le hice a la Virgen.
¿Cómo fue?
Me sentí muy emocionado, es mi devoción principal de toda la vida y muy satisfecho. Nervioso no porque surgió de forma paulatina.
¿Y para la primera salida procesional de la Virgen del Amor y la Esperanza?
Fue para la salida extraordinaria del 75º aniversario de la Hermandad. Era el primer arreglo que hacía sobre el palio con la supervisión de su vestidor, Juan Rosales. Me sentí muy satisfecho porque fue una salida muy preparada y en una fecha histórica por el 75º aniversario fundacional de la Hermandad. Que yo pudiera vestirla para ese momento fue muy grande para mí.
¿Hace un estudio previo antes de vestir a la Virgen?
Sí. Según el tipo de Virgen, tienes que hacer un estudio previo de la anatomía suya. No es lo mismo las Vírgenes que tienen la cabeza erguida y recta que las que la tienen un poco inclinada, en función de la dolorosa, si es más seria o de barrio, varia mucho el registro del arreglo.
Con el cambio de vestidor, cada uno le pone su estilo pero le mantiene su sello. Las Vírgenes tiene un lenguaje. Las que son más de barrio suelen tener las manos más bajas, más anchas, hacia la cintura y las más serias un poco más recogidas. La mano del pañeuelo va un poco más alta, cerca de la cara. Todo depende del tipo de arreglo o de tocado.
¿Blonda o mantilla?
Yo me siento más realizado cada vez que hago una blonda. Es el estilo de la Virgen del Amor y la Esperanza y el que mejor le queda. La he trabajado mucho, aplicando las técnicas de diferentes vestidores con los que he ido. Quizá sea el que entraña más complejidad pero los tocados con blonda son los que más realzan a las Vírgenes. De todos los cambios que se le realiza a lo largo del año me quedo con el de procesión. No porque la Virgen esté de Reina sino por la liturgia que nosotros llevamos a cabo. Para Semana Santa la Virgen se sube al palio de hebrea, pero se viste sobre el paso de palio para darle la proporcionalidad que la Virgen requiere. Me resulta más especial por el lugar donde se desarrolla y por el trabajo, mucho más minucioso. La satisfacción es mucho más grande.
¿Qué arreglo le gustaría hacer?
La Virgen se bendijo el 13 de Abril de 1946 y tras la Semana Santa se van a lanzar los actos extraordinarios del aniversario de su bendición y el fin de semana de la semana del día 13 se va a hacer un acto muy especial con el que conmemorar este aniversario y me gustaría realizar el arreglo de este acto, que quedará marcado para la historia de la Hermandad.
¿José Francisco es cosciente de que es la última incorporación al colectivo de vestidores y que en Almería son solamente dos?
En Almería queda Juan Rosales, como histórico, y yo que estoy empezando. Es verdad que últimamente se tira mucho de vestidores, artistas profesionales, muy reconocidos en el resto de Andalucía, como son Francisco Garví o Álvaro Abril, son granadinos. Es un mundo como muy cerrado, algo muy secreto, que quizá sea lo que haga que se esté perdiendo un poco porque no se termina de dar la oportunidad a la gente joven a aprender ese arte tan desconocido y que no es público. Un arte, de los vestidores, que se busca resaltar a la Virgen, pero el vestidor como un segundo plano y quizá sea el motivo por el que no hay aprendices.
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