Javier Marín Lao es hermano del Prendimiento desde el mismo día de su nacimiento. Es el vestidor del Prendimiento, del Cautivo de Medinaceli y del Gran Poder, además de auxiliar del paso del Prendimiento.
¿Desde cuándo es hermano del Prendimiento Javier Marín Lao?
Soy hermano del Prendimiento desde el mismo día de mi nacimiento, el 15 de julio de 1984. Mi padre es uno de los refundadores de la Hermandad y el día que dio a luz mi madre me hizo hermano.
¿Qué es Prendimiento para Javier?
Es mi familia. Toda mi familia pertenece a la Hermandad. Es toda mi vida ligado a ella.
¿Porqué secciones de la Hermandad ha pasado?
He pasado desde salir de chiquitito en el carro vestido de nazareno, hasta botijero. He sido incensario de la Merced, contraguía del Cautivo, costalero de Prendimiento y auxiliar de la cuadrilla de costaleros de Prendimiento.
Uno de los trabajos más desconocidos y que menos se habla en el mundo cofrade es el de los vestidores de las imágenes del Señor ¿Javier es vestidor de Jesús en su Prendimiento y el Señor Cautivo de Medinaceli?
Ese arte me viene por tradición porque mi padre siempre ha sido de las imágenes y yo siempre acompañaba a mi padre desde chiquitito. Me ponía con él a ayudarlo a sujetar el cíngulo para que él le diera las vueltas. A mi padre le gustaba que estuviera con él y a mí me encantaba estar un rato sólo con las imágenes y hablando entre nosotros. Creo que se me da un poquito bien.
¿Como vestidor comenzó con Prendimiento?
Aunque el Cautivo es el Señor de Almería para mí el Prendimiento es especial. Es la imagen que más me llena más me inspira. Es mi Cristo de los ojos verdes. Empecé con Prendimiento porque para él en la calle es espectacular pero su devoción especial es al Cautivo y ese fue el motivo que hizo que mi padre me diera la alternativa como vestidor para que empezara con Jesús en su Prendimiento.
¿Cómo recuerda esa primera vez?
Ese día estaba como un flan. Para mí todo estaba mal hecho. Era todo nervios porque quería que saliera todo bien. Mi padre me decía que estaba bien hecho y al concluir sentí una gran satisfacción cuando terminas de vestirlo y la gente me decía que estaba todo muy bien.
Con los años le nombran vestidor oficial del Señor Cautivo de Medinaceli ¿Cómo se sintió sabiendo que iba a ser el continuador de la gran labor de su padre?
Desde el principio lo sentí con una responsabilidad. Sabiendo la devoción al Cautivo, tanto de mi padre como mi tío Ico, que son del Cautivo de toda la vida fue una gran responsabilidad.
¿Hay otra imagen, con mucha devoción en Almería, Jesús del Gran Poder, del que también es vestidor?
Realmente fue porque el antiguo hermano mayor de la Hermandad del Gran Poder llamó a mi padre, como era el vestidor de la Hermandad y Francisco salía de costalero en el Cautivo nos pidió el favor de vestir para un Lunes Santo la imagen y fuimos los dos. Desde entonces soy su vestidor hasta el día de hoy.
¿Vestir al Señor no es sólo ponerle la túnica?
No se si lo que yo hago es técnica. Se lo que quiero y visualizo lo que quiero hacerlo y al final es lo que llevo a la práctica. A mí me gustan que las túnicas vayan rectas, a mí no me gustan bochas ni plisados en la túnica. Me gusta que vaya todo recto, como cuando tú te vistes. Buscas que cuando salga en procesión la túnica se mueva con naturalidad. En el cíngulo es donde le pongo más empeño. Lo complicado de vestir un Cristo es el cíngulo. El que es prioste de la Hermandad, estábamos vistiendo al Cristo del Prendimiento y me dijo que era de los pocos que hacía el cíngulo a mano. Y le dije que sí. Hoy puedes comprar los cíngulos hechos pero lo bonito es que tú le cambies el cíngulo. Juegas con tu creatividad en el cíngulo. Recuerdo cuando pasó el triste suceso del pequeño Gabriel, en la imagen de Jesús del Gran Poder le hice un pez.
¿Además de vestidor, Javier es costalero?
Yo empecé como costalero en el paso de alpaca del Prendimiento. Tenía 16 años. Siempre he querido ser costalero, mi padre era contraguía de la Merced y me llevaba a los ensayos de Prendimiento y Cautivo. Siempre soñaba con ser los pies de mi Cristo del Prendimiento. Un Miércoles Santo, el que era su capataz, José Luis Martínez Rueda, me dijo que me metiera bajo el paso. Fuimos a por un costal a mi casa y menos la salida y la entrada al templo hice todo el recorrido. Después pasé unos años de auxiliar en el Cautivo y como tenía el gusanillo de costalero volví a mi misterio. Allí estuve ocho o nueve años.
¿Cómo recuerda esa primera vez?
Recuerdo que me invitaron a hacer la entrada y dije que no porque me daba más respeto. Yo no había ensayado y los compañeros que habían ensayado y trabajado se iban a quedar fuera. Mi padre no quería que saliera de costalero tan joven y al finalizar la procesión, el capataz me dijo que mi padre, que era diputado mayor de la Cofradía, se había tirado toda la procesión viniendo a preguntarle al capataz por mí: ¿Cómo está mi hijo? Sólo le preguntaba pero José Luis notó que mi padre se sentía orgulloso de que yo estuviera ahí, bajo el Prendimiento.
¿En la actualidad eres auxiliar en la cuadrilla de costaleros de Jesús en su Prendimiento, con David Marín como capataz?
Es una etapa muy bonita porque tienes las vivencias de abajo, sabes lo que la gente necesita, lo que quiere y como desea que tu los trates cuando estás fuera del paso. Es complicado hablarle a una persona cuando lo está pasando mal, está nervioso o tiene alguna falta. Es importante conocer las necesidades de cada uno. En la cuadrilla del Prendimiento, el 90% son hermanos y durante todo el año mantenemos contacto.
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