La Almería cofrade es, en muchas ocasiones, pesimista y nostálgica por naturaleza (y no por ese orden, necesariamente): cualquier tiempo pasado fue mejor -porque tenemos muy corta la memoria- y todo lo cofrade es imperfecto hasta rozar el desastre o lo cutre -porque somos así de exigentes, sobre todo cuando se trata de lo ajeno. Sin embargo, este 20 de junio de 2021 debería valer para quitar tanto complejo de encima, de un golpe. O, mejor dicho, de dos.
Porque dos hermandades de la capital celebraban una fecha especial y no han dejado pasar el tren. ¿Qué han hecho? Han montado altares a la altura de las circunstancias: los Estudiantes celebraban los 75 años de la bendición de Ntra. Sra. del Amor y la Esperanza con una misa televisada por Canal Sur, mientras que el Silencio celebraba el 75 aniversario de la aprobación de sus reglas fundacionales.
Y ahí estaban ambas hermandades, a las puertas del verano, con sendas priostías preparando dos montajes que alegran a un mundo, el de la Semana Santa, que lleva más de dos años sin una alegría. Uno, el de los Estudiantes, dejando a la Esperanza (que ya de por sí, sola, es una alegría) a las puertas del claustro catedralicio por primera vez (en realidad no es la primera vez, pero es que tenemos la memoria muy corta); otro, el del Silencio, con el Señor de la Redención por primera vez en el altar mayor de San Agustín y la Virgen del Consuelo, llenándolo todo, a sus pies.
Las imágenes dicen mucho más que el párrafo anterior, y además este texto no viene a describir sino a aplaudir y a sacudir problemas de autoestima cofrade: hacer las cosas bien no es fácil, y por eso mismo cuando se hacen hay que valorarlas. Y este 20 de junio en Almería se han hecho muy bien las cosas: por las fechas, las circunstancias y porque sí.
No son Estudiantes y Silencio las únicas que han apretado las tuercas en esto del buen gusto. Ahí está Pasión, haciendo lo imposible en un lugar como Santa Teresa con montajes de esos que invitan a rezar; la Macarena tirando de 'monumentalidad' para sus cultos, la Santa Cena recuperando espacios en San Pedro, la Soledad dejando en el paladar el mejor sabor posible siempre... Y que nadie se ofenda por lo que no aparece en este breve resumen, que puede ser olvido del que firma o un margen de mejora, quién sabe.
Ojalá no se olvide este 20 de junio. Ojalá siempre recordemos a la Esperanza (a la que hay que tener siempre presente y no soltar nunca de la mano) y al Consuelo bajo el Señor de la Redención antes de hacer las maletas para irse temporalmente a las Claras. Hay buen gusto y manos que lo ejecutan. Ni todo es malo (aunque también hay cosas malas) ni cualquier tiempo pasado fue mejor.
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