No podía haber un tercer agosto sin Ella, y hasta el viento lo sabía este domingo 28. Tras dos largos años sin que la patrona de Almería saliera de su Santuario (en enero, para la Romería a Torregarcía, sale la imagen vicaria, copia de la original), la Virgen del Mar volvía a reencontrarse con el olor a salitre en la histórica guinda de la Feria de 2022, la del regreso a la normalidad más absoluta tras los más duros golpes de la pandemia del Covid-19.
La procesión tuvo muchos detalles históricos a analizar, más allá de los anecdóticos propios de una procesión en la que se estrenaba por primera vez una alcaldesa de la ciudad (María del Mar Vázquez, aún en funciones) y en la que a la imagen de San Indalecio (que lucía la cruz pectoral de Diego Ventaja) se le cayó el báculo antes de salir del Santuario.
El primer detalle histórico es, precisamente, ese: tras años sin salir a la calle, el patrón de Almería volvió a procesionar, y lo hizo para recuperar una estampa histórica, acompañando a la Virgen del Mar en su recorrido por las calles de Almería.
Así, a las 19.30, y en el paso de la custodia (empujado por un grupo de hombres), San Indalecio salía acompañado de las hermandades del Prendimiento y los Estudiantes, el cabildo catedralicio y el obispo de Almería, Antonio Gómez Cantero.
Tras entrar en el Santuario, todo quedaba listo para que, a las 20 horas, la Legión se abriera paso por la calle General Tamayo para dar inicio a una procesión que regresaría pasadas las 23 horas de la noche.
Tras representaciones de distintas hermandades repartidas por la provincia, salió del Santuario Diocesano de la Virgen del Mar el patrón, San Indalecio (ya sin el báculo con el que había entrado). Y tras el patrón, los sones de la Agrupación Musical Nuestra Señora del Mar, que habían acompañado ya al varón apostólico en su traslado desde la Catedral.
El cortejo
A partir de ahí, lo habitual en una procesión de la patrona: la tradicional consecución de representaciones de las distintas hermandades de penitencia y de gloria de Almería capital, culminada por la representación de la junta de gobierno de la Agrupación de Hermandades y Cofradías de la ciudad, acompañada de los hermanos mayores. En mitad del cortejo, la Banda de Música Santa Cecilia de Sorbas participó también en la procesión de la patrona.
Tras un tramo infantil de pequeños portando nardos, las camareras de la Virgen del Mar y la junta de gobierno de la hermandad de la patrona, llegaba el momento más esperado: portada a hombros por los horquilleros, la Virgen del Mar salía de su Santuario, con el tradicional manto regio regalado por Isabel II a la patrona de todos los almerienses.
Tras Ella quedaban dos cosas: el clásico olor a nardos y las representaciones más institucionales, con el cabildo catedralicio, el obispo de Almería, la corporación municipal, la Diputación provincial, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y representantes de la Junta de Andalucía (con el consejero de Medio Ambiente, Ramón Fernández-Pacheco, a la cabeza) como fotografía política de la jornada.
De película
Lo que más pudo llamar la atención a los almerienses que presenciaron el regreso de la Virgen del Mar a las calles en General Tamayo fue la presencia de un equipo de rodaje (claqueta incluida).
Lejos de estar grabándose un documental sobre la patrona de Almería (que bien podría hacerse), el equipo se encontraba allí para culminar el rodaje de un ‘film’ italiano que lleva semanas rodándose en distintos puntos de la provincia, como el municipio de Canjáyar. Tras tres años sin Virgen del Mar, su regreso a las calles quedará, para siempre, de película.
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