“Esta deuda no se puede pagar si no se vende y estamos intentando vender algunos edificio”. Con esta declaración de intenciones resumía Antonio Gómez Cantero, obispo de Almería, la única salida posible a la actual situación financiera de la Diócesis, marcada previamente por la Comisión del plan de viabilidad económica de la diócesis.
Y es precisamente esa comisión (y al ecónomo) a quien Gómez Cantero confía el difícil reto de afrontar la deuda millonaria de la Diócesis. Y, de hecho, el obispo asegura que “lo que más me preocupa no es la economía; es la evangelización”. ¿El motivo de esta aparente tranquilidad? “La economía la saben llevar los técnicos. Me entrego en manos de gente que sabe”. Y la explicación planteada por Gómez Cantero es sencilla: “Si tenemos que vender propiedades, un obispo o un cura no sabe”.
Esta ha sido la forma del obispo almeriense de abordar la cuestión económica de la Diócesis en el marco de un encuentro celebrado con la prensa con motivo de la celebración de San Francisco de Sales, patrón de los periodistas.
La charla, que tuvo lugar en el Palacio Episcopal, permitió conocer de cerca el estado actual de diversos temas eclesiásticos, más allá de los meramente económicos (que, Gómez Cantero resume afirmando que “no es fácil de pagar esta deuda, pero poco a poco se irá pagando”).
Falta de sacerdotes
Además de afrontar la millonaria deuda, la Diócesis de Almería tiene ante sí otro reto (común al de la Iglesia Universal): la falta de vocaciones que ya merma los seminarios y que amenaza con dejar sin curas a parroquias de todo el mundo.
“Necesitamos más curas”, reconoce Gómez Cantero, tras anunciar que, como es obvio, “va a haber jubilaciones” en el clero almeriense.
Actualmente, los jóvenes seminaristas de Almería se encuentran formándose en Murcia. “Fueron con miedos pero están felices. Hay dos chicos que ya han salido y están en su año pastoral y han entrado otros dos de 18 y 20 años”, narraba el propio obispo.
“Si mantenemos una cifra de diez seminaristas, aunque sería mejor tener más, es un buen número”, comenta Gómez Cantero.
Lo bueno
Más allá de la deuda económica (“con estas cosas, se escandalizan más los que no son creyentes”, puntualizaba Gómez Cantero), el obispo de Almería ha tocado otros temas, como el reducido horario de apertura de algunos templos.
Respecto a este asunto, Gómez Cantero ha subrayado que le han llegado quejas de algunos párrocos y que él ya ha pedido que las iglesias deben estar abiertas todo lo posible.
En cuanto al lado positivo de las cosas, Gómez Cantero (que cumplía ayer dos años en Almería) reconocía que se queda con “lo bien que me encuentro” y lo querido que se siente en una tierra que ya le ha hecho incluso hijo predilecto en un municipio (Olula del Río).
“Yo soy un mandado. En una familia siempre hay hermanos descontentos, pero no creo que sea mayoritario. En cada parroquia, en cada pueblo, la gente se me lanza. He dado más besos que en toda mi vida”, confiesa abrumado el obispo de Almería.
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