Cada cual tendrá en su imaginario personal un nombre y un gesto concretos: esos del sacerdote que, por la cuestión que sea, ha pasado a nuestro olimpo personal de ‘buenas personas’ y que es especialmente relevante cuando hablamos de los representantes de la Iglesia en nuestro barrio, a los que se les presupone rectitud moral, buenas intenciones y mejores actos (todo esto, en teoría).
Pero hoy, en estas líneas, vamos a poner sobre la mesa un nombre concreto para hablar del cura más bueno de Almería.
Candidatos hay tantos como sacerdotes en esta tierra: desde obispos (así, en plural, que para eso tenemos dos) hasta párrocos de pueblos que muchos no sabríamos poner en el mapa.
Unos podrán pensar en Jesús Peregrín, cuya fundación sigue haciendo maravillas con los más necesitados; otros pensarán en Ramón Garrido, cuyo carisma arrastra masas y permite canalizar ayuda en todo momento ante no pocas situaciones; también están Manuel Pozo Domene y Rafael García Yebra, involucrados con el mundo de los asentamientos; Juan Antonio Moya, revitalizando una parroquia como la de San Pedro, tan necesitada de aire y luz; Antonio Salvador, luchando porque la Virgen del Rosario sea un faro de devoción dentro y fuera de Regiones Devastadas; o Juan José Martín Campos, que está dando toda una vuelta de tuerca a algo tan antiguo como la Catedral y que está llevando el amor por el Cristo de la Escucha casi casa por casa; también podríamos hablar de José Juan y la restauración de su San Agustín; o los recién llegados franciscanos de Cruz Blanca que cuidan a los que ya no tienen quien les cuide; José María Sánchez, que lucha día a día por volver a ponerle un techo digno a la casa de Dios; el páter Góngora, que es el líder del rebaño en las redes sociales; Zapata, que es tan bueno que protagonizó su propio espacio en ‘Gente maravillosa’, en Canal Sur...
La lista podría tender a infinito, porque curas hay muchos y acciones buenas, el doble. Pero el cura más bueno de Almería ni siquiera controla muy bien el idioma. Pocos le conocen. Les presento a Vasyl Diakiv.
El secretario
Diakiv lleva unos pocos años en Almería, pero no fue hasta marzo de 2021 cuando su nombramiento como secretario del obispo (entonces coadjutor), Antonio Gómez Cantero, cuando el nombre de este sacerdote ucraniano salió a la superficie. ¿Quién era este Vasyl Diakiv y qué diantres hacía en Almería?
Diakiv no tiene uno, ni dos obispos. Tiene tres. El de su diócesis de origen, en Ucrania, y los que le han tocado en suerte en su destino, Almería. Él es el sacerdote de la Iglesia greco católica ucraniana, rito que tiene en la iglesia de la Sagrada Familia, en Reyes Católicos, su hogar.
Gómez Cantero eligió a este ucraniano como secretario por su imparcialidad: de una tierra lejana, llegado recientemente a Almería y con escaso o nulo contacto con la curia, Diakiv parecía una pieza neutral en el puzle de los alzacuellos almerienses. Pero Vasyl Diakiv era mucho más. Era un cura bueno.
Lamentablemente, la guerra de su país fue lo que hizo que su nombre subiera aún más a la superficie. Su labor al frente de la comunidad católica ucraniana en Almería es lo que ha permitido a muchos conocer a un hombre comprometido experto en quitar cosas de su vida para dárselas a otros: horas de su día a día para coordinar la recogida y el casi imposible envío de material humanitario a Ucrania; dinero de su bolsillo para sacar de más de un apuro a compatriotas y familiares; horas de sueño cedidas a la preocupación. Vasyl se lo ha quitado todo.
Todo, mientras asiste a su feligresía, trabaja como secretario del obispo, ayuda de cuando en cuando en la parroquia de San Ildefonso y hace encaje de bolillos para que la complicada situación de su familia en Ucrania lo sea un poco menos.
Este retrato no deja de ser el de muchos curas comprometidos con alguna causa que les toca de cerca. Pero su caso es distinto, y aquí es cuando estas líneas se volverán injustamente imprecisas y escasas para lo que tratan de narrar.
Vasyl Diakiv es un hombre bueno, lo que le convierte irremediablemente en un cura bueno. En concreto, en el cura más bueno de Almería. ¿Conocen esa sensación que se produce al encontrar a alguien y sentir una profunda ternura? Se traduce en algo así como unas ganas irrefrenables de darle un abrazo a esa persona, que tiene en los ojos y en la timidez el reflejo más claro de una bondad sin límites.
La Iglesia de Almería puede parecer un campo de minas, una trinchera llena de sotanas rasgadas por navajazos. Pero Diakiv, al igual que todos los citados al comienzo (y muchos más), demuestra que polémicas aparte, en la Iglesia de Almería hay curas buenos. Y Vasyl Diakiv es el más bueno.
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