Roma acogía el pasado martes un encuentro con pocos precedentes y que hizo que más de uno se temiera lo peor: el Papa Francisco citaba en el Vaticano a la Conferencia Episcopal Española al completo, algo que pocas veces (por no decir nunca) ha sucedido si no es para echar la bronca y reconducir al rebaño episcopal. Sin embargo, en la rueda de prensa posterior, el cardenal Omella llamó a la calma: no hubo "tirón de orejas", sino un diálogo de más de dos horas con un Santo Padre "a pecho descubierto" sobre un tema fundamental que, lejos de las polémicas habituales, debe (o debería) centrar las preocupaciones de los prelados que se preocupen por el futuro de la Iglesia: el estado de los seminarios.
El encuentro con el Papa Francisco, al que asistió el obispo de Almería, Antonio Gómez Cantero, se produjo como colofón a una auditoría realizada en los últimos meses por el Dicasterio para el Clero, que envió a España a dos obispos uruguayos (Arturo Eduardo Fajardo y Milton Luis Tróccoli) a recorrer los 55 centros de formación de los seminarios españoles para comprobar su estado de salud.
Si bien estaba bastante extendida la teoría de que la cita solo podría traer consigo un rapapolvo papal, lo cierto es que la reunión fue mucho más sinodal, más propia del estilo del Papa Francisco (que llegó a decirles a los obispos "vomiten lo que haga falta") o, dicho de otra manera, con mucha más 'finezza' vaticana: una ligera mano de hierro con guante de seda, para conducir a los obispos españoles a su forma de ver, entender y hacer las cosas en lo referente a los seminarios (esta vez).
Así las cosas, a través de un documento de trabajo del Dicasterio para el Clero y esa intensa charla previa con el Papa Francisco, han quedado más que claras las tareas que encomienda el Santo Padre a los obispos españoles para el devenir de los seminarios. Sin alzar la voz. Sin tirar de las orejas.
Y es aquí donde Almería y la gestión de la Diócesis entran en escena. A finales de junio de 2021, la opinión pública se dividía ante la posibilidad de que el nuevo obispo cerrara el edificio del Seminario por varios motivos: los costes de mantener el inmueble en funcionamiento y, además, la escasa cantidad de seminaristas almerienses del momento, lo cual empobrecía mucho su formación en comunidad.
A pesar de las críticas al obispo por cerrar el centro de formación almeriense y llevar a los seminaristas hasta la Diócesis de Cartagena, el tiempo y el magisterio pontificio de Francisco le dan la razón a Gómez Cantero. Tal y como expresaba en rueda de prensa el presidente de la Subcomisión Episcopal para los Seminarios, Jesús Vidal, "respecto a la unificación de seminarios, el Papa nos ha animado a seguir en el camino que ya estamos en la Iglesia en España: hay 15 casas de formación que recogen a seminaristas de distintas diócesis. La mitad de las diócesis españolas, o algo más, ya tienen experiencia en la colaboración para formar seminaristas", sentenciando una vez más que "el Papa nos ha pedido que sigamos avanzando en ese camino".
A decir verdad, si bien esta ha sido la vez que más claramente ha empujado el Papa Francisco hacia la unificación de los seminarios españoles como hiciera el de Almería mirando hacia Murcia, no es la primera ocasión en la que Bergoglio hace referencia al tamaño que deben tener las comunidades formativas de futuros sacerdotes. Ya en un encuentro en junio de 2021 señalaba que "una diócesis con cuatro seminaristas no puede tener un seminario". Más tarde, en octubre de 2022, el Papa Francisco afirmó ante un grupo de seminaristas que "el seminario debe ser un número - 25, 30 - un número moderado. Si son 200, divididos en pequeñas comunidades: un número humano de grupo, de comunidad, eso es importante. Los grandes seminarios, 300 en total, ya no van. Eran la expresión de otra época".
De esta forma, Almería estaba bastante lejos de poder contar con un centro de formación para seminaristas al no contar con una comunidad en las cifras señaladas por el Papa Francisco. Con capacidad para hasta 100 alumnos, lejos quedan los tiempos en los que había incluso varias decenas de seminaristas: en 2007 aún había unos 35. Ahora, aunque no está pasando por su peor etapa en cifras, el seminario de Almería no llega a diez seminaristas.
No obstante, esto no quiere decir que se desvinculen de su diócesis. Tal y como apuntaba Jesús Vidal en la rueda de prensa y como sucede en el caso almeriense, hay que distinguir seminarios de centros de formación: el seminario de Almería existe, y sus alumnos crecen en el centro de formación de la Diócesis de Cartagena, para venir ciertos fines de semana a Almería a crecer entre el rebaño que pastorearán en un futuro, el de las parroquias de Almería.
Así, entre otros muchos apuntes realizados por el Papa Francisco para la formación de futuros sacerdotes, el Santo Padre deslizó que una de las formas de adaptarse a la realidad es la que ya abrazó Almería hace unos años: unificar seminarios para crear comunidades amplias.
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