Tocaba quitarse la espinita, y Almería lo consiguió. La de 2023 fue una Romería a Torregarcía para olvidar. Un temporal de viento como pocos azotó la costa de Almería y no hubo más remedio que suspender parte de la jornada antes de tiempo. Así las cosas, la principal y más importante novedad de la Romería de Torregarcía de este 2024 era esa: hacía un soleado y tranquilo domingo de enero.
Tras la tradicional y madrugadora misa de romeros, la imagen vicaria de la Virgen del Mar era trasladada en remolque hasta los pies del torreón clave en esta historia: Torregarcía, el lugar histórico desde el que Andrés de Jaén divisó en diciembre de 1502 a la Virgen del Mar, ahora patrona de Almería.
Ya desde ahí, escoltada por parte de la corporación municipal con la alcaldesa a la cabeza y con los sones de la Banda Municipal, la talla fue llevada a hombros hasta la icónica ermita de Torregarcía. Eran las once y media de la mañana y arrancaba, oficialmente, una jornada de romería.
Afluencia
Era un día complicado y, a pesar de ello, Almería respondió. No en vano, a las 14 horas jugaba el Almería en casa (de hecho, más de un romero se fue desde Torregarcía al Power Horse) y, además, la afluencia varía habitualmente en base a mil y un factores.
Sin embargo, el buen tiempo hizo de reclamo y, en total, más de un millar de almerienses se reunieron alrededor de la Virgen del Mar para conmemorar su aparición en la playa de Almería.
Cabe señalar, eso sí, que esta es una romería difícil de cuantificar. Al fin y al cabo, una cosa es la cantidad de gente que acude fielmente a las puertas de la ermita para ver a la Virgen del Mar, escuchar la misa presidida por el obispo y disfrutar de la soberbia e intensa actuación de la Agrupación Folclórica Alcazaba y otra bien distinta es la ingente cantidad de gente que acude al paraje de Torregarcía a disfrutar del día.
Todos están allí por la Virgen, de una forma u otra, pero es cierto que hay un buen número de almerienses que se quedan a cierta distancia, instalados con sus mesas y víveres suficientes como para pasar la jornada en este idílico lugar a orillas del Mar de Alborán.
Estaban allí, como ya es tradicional, las hermandades del Amor y de la Macarena, en sendas barras ofreciendo comida y bebida a los romeros; churros, puestos de vinos y un pequeño mercadillo.
“Ha sido una mañana soleada con muchísima participación de almerienses que han querido acompañarnos en la misa de las nueve de la mañana y la de las doce y media, y también lo harán en su regreso a las cuatro y media al Santuario. Queremos también agradecer a los empleados públicos y a los servicios de seguridad su trabajo y a los almerienses que se han acercado a disfrutar de este día lúdico y religioso”, afirmaba en Torregarcía la alcaldesa de la ciudad, María del Mar Vázquez, que acudió acompañada de parte de la corporación municipal, así como la diputada nacional Ana Martínez Labella, la delegada del Gobierno andaluz, Aránzazu Martín y otras autoridades, así como el presidente de la Agrupación de Hermandades y Cofradías, José Rafael Soto.
María del Mar Vázquez valoraba el “ambiente de alegría, respeto y convivencia que se está viviendo. Los almerienses quieren a su Virgen y cada año celebran en comunión su aparición en la playa de Torregarcía. El ambiente es familiar y respira tradición, en el baile, la gastronomía y, por su puesto, en la devoción de los actos religiosos”.
A modo de anécdota, un problema en el equipo de sonido impidió a los asistentes escuchar los primeros minutos de la misa, un insignificante error que, desde luego, no empañó en absoluto una jornada en la que Almería se quitó la espinita de la romería de Torregarcía más incómoda de los últimos tiempos, la del año pasado. Todo ello, con mucho ‘Fandango de Almería’ y ‘Si vas pa’ la mar’ como banda sonora de un día en Torregarcía.
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