Si por un casual algún almeriense ha olido a incienso sin tener una procesión cerca, que no se extrañe. No es una alucinación. La Hermandad de la Unidad se hizo fuerte ante el temporal de viento y salió un año más a las calles del barrio de Piedras Redondas, repartiendo mucho más allá de San Ignacio de Loyola tres cosas: olor a incienso, Paz y, claro está, Unidad.
La de la Unidad es un caso especial en la Semana Santa de Almería. Es única, lejana, la primera y todo un termómetro al mismo tiempo. Única cofradía de la víspera que es el Sábado de Pasión es, oficiosamente, la primera de la Semana Santa. La primera procesión, con todo lo que ello implica. Y es por eso mismo que hace las veces de termómetro cofrade de la ciudad.
Puede que la noche anterior se dividiera el público cofrade entre algunos viacrucis, la corona dolorosa de la Soledad y el traslado de Los Ángeles. Pero es el Sábado de Pasión cuando todo cofrade almeriense sabe el sitio y la hora: las 19.30 ante la rampa de la parroquia jesuíta de San Ignacio.
Y así fue. En este calentamiento del Domingo de Ramos, esta vuelta previa para calentar los neumáticos de un Fórmula 1, se congregaban en unas calles que se llenan puntualmente una noche al año los fotógrafos cofrades, aficionados de toda clase y condición y una chavalería qie confirma que, en Almería, esto de las cofradías interesa sin importar la edad (y que hay futuro).
La multitud pudo disfrutar de lo que mejor sabe hacer la Unidad: parar el tiempo, como no queriendo que esto empiece a acabarse, sabedores de que el Domingo de Ramos y la entrada de Jesús en Jerusalén es, al fin y al cabo, el principio del fin.
Así, con una puntualidad exquisita, las puertas de San Ignacio de Loyola se abrieron a las 19.30 horas para empezar a darle a Almería capirotes y túnicas de raso. Las capas burdeos y las mantillas tuvieron sus más y sus menos con el viento, eso sí. Pero qué más daba. Era, por fin, Sábado de Pasión.
Algo más de una hora estuvo el cortejo saliendo para bajar por la icónica rampa que abre la Semana Santa de Almería. Qué más daba. Era, al fin, Sábado de Pasión. Y la Unidad había parado el tiempo.
Una visita especial
Antes de que la Unidad saliera, la hermandad del Sábado de Pasión recibió una visita muy especial: el obispo de Almería, Antonio Gómez Cantero, acudió a San Ignacio acompañado del presidente de la Agrupación, José Rafael Soto.
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