Las nubes habían hecho acto de presencia desde primera hora de este Domingo de Ramos que, desde luego, no pasará a la Historia como uno de esos tres días del año que relucen más que el sol.
La Borriquita salió a la calle en una mañana gris,. con algún que otro chispeo, pero eso no evitó lo inevitable: que las calles de Almería se volvieran a llenar en el día de los reencuentros, la jornada en la que el Paseo de Almería, la Virgen del Mar y la Catedral se transforman en Jerusalén para recibir a Jesús con palmas.
Este 2024 fue especial para los icónicos niños hebreos, que escribieron una importante línea en la vida de la Hermandad: fue la primera vez en la historia que fueron los encargados de pedir le venia a la Agrupación para hacer estación de penitencia atravesando la renovada carrera oficial. La ya no tan pequeña Triana fue la encargada de dar lectura a la fórmula por la que la Borriquita solicitaba acceder al recorrido oficial.
La tarde
Y por la tarde, todo se torció. Quizás en unos años recordemos esto como una anécdota, pero en la calle no fue esa la sensación. La Estrella estrenaba horario y salía puntual, a las 15 horas de la tarde, dispuesta a ser la primera en pasar por carrera oficial. Sin embargo, el chispeo que le venía acompañando tornó en lluvia cuando la cofradía estaba en Navarro Rodrigo. Y, con algo de confusión, se dispersó: el paso de misterio cruzó a la calle Ricardos para llegar hasta la capilla del Prendimiento en busca de refugio.
Por su parte, el palio de la Estrella parecía buscar la iglesia de San Sebastián, pero aprovechando un pequeño descanso de las precipitaciones, se dirigió también hasta Bendicho.
Esta lluvia sorprendía a Los Ángeles aún en su barrio, bajando la calle Granada. Transformado el chispeo en lluvia cuando la cofradía llegaba a la Rambla, el cortejo se refugió en San Ildefonso, mientras que los pasos entraron en el edificio aún en construcción que acogerá la casa de hermandad de la Macarena.
Pero la vida da segundas oportunidades y este Domingo de Ramos es una buena muestra de ello. La lluvia paró y los pronósticos auguraban una tarde más tranquila, por lo que Los Ángeles volvió a salir para continuar con su recorrido. La Santa Cena atrasó su horario de salida una hora, y acortando el recorrido inicialmente previsto, también cumplió con la jornada. Por último, la Estrella se rehízo, fue hasta la puerta de la Catedral para hacer estación de penitencia y volvió a Regiones en un Domingo de Ramos con susto y pasado de agua que puso a prueba los nervios cofrades.
Para complicar aun más la jornada, la previsión de una inminente tormenta hizo que Los Ángeles decidiera refugiarse en la capilla de Prendimiento tras hacer estación de penitencia ante la Catedral. Efectivamente, al encerrarse en la casa de hermandad del Prendimiento, una tormenta llenó de agua las calles de la capital.
En toda esta situación jugó un papel importante lo que para algunos fue valentía y para otros temeridad: el hecho de salir cuando chispeaba, o con malas previsiones; el hecho de volver a salir tras el chaparrón... Situaciones de difícil decisión en momentos en los que cabeza y corazón no necesariamente laten al mismo compás. En definitiva, quién dijo miedo.
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