Numerosos son los pueblos con encanto que guarda la Alpujarra almeriense pero la primera parada ha de ser Alhama de Almería seguida de Padules. Ambos pueblos son poseedores de una excepcional historia.
Esta localidad serrana, habitada actualmente por unos 4.000 habitantes, posee una historia más que apasionante.
Este municipio fue construido primeramente por los romanos y un poco más tarde fueron los árabes los encargados de terminar con el trabajo. Así queda demostrado en innumerables restos arqueológicos hallados en la zona, tales como “La Puente”, viaducto romano excepcionalmente conservado y “La Loma de Galera”, un conjunto de necrópolis de época prehistórica.
Además, el nombre “Alhama” tiene origen árabe y significa “agua sagrada” haciendo mención a las aguas termales manadas de la cercana Sierra de Gádor. Estas aguas ahora son aprovechadas por el famoso Balneario de San Nicolás, ubicado en el centro del pueblo.
Continuando con el recorrido llegamos hasta Padules, otro pueblo influenciado por la presencia y cultura morisca de antaño que se puede observar en su casco antiguo gracias a monumentos emblemáticos como la Iglesia de Santa María La Mayor que aún conserva el color auténtico de la Alpujarra.
Además, en la plaza de Barrio Bajo también se puede contemplar la llamada Cruz de Humilladero que nos remonta a la época morisca alpujarreña.
Finalmente, es de obligada visita los llamados Canales de Padules, un conjunto de senderos acuáticos excavados por el río Andarax y que están perfectamente acomodados para el turismo y los amantes del senderismo.
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