Subir desde la costa del Poniente Almeriense hasta la Alpujarra tiene algunas paradas que son necesarias. Berja es uno de esos enclaves a medio camino entre dos comarcas que posee lo mejor de cada una. Se trata del último municipio que el visitante encuentra antes de llegar a los pueblos alpujarreños y, por tanto, su valor patrimonial, histórico y cultura es incalculable.
La Plaza Porticada, única en la provincia de Almería es, quizás, su enclave más reconocido, pero en Berja se asientan construcciones, plazas y calles que también merecen ser destacadas en cualquier visita.
Ya el Ayuntamiento posee miles de historias que contar. El edificio es un antiguo zoco árabe amurallado donde tuvo lugar una de las batallas más importantes de la Guerra de las Alpujarras y que encaminó la contienda hacia el bando cristiano.
La Iglesia de la Anunciación, las repartidas fuentes con las que cuenta el pueblo o la calle del Agua, en pleno casco histórico y epicentro de la localidad en sus años de expansión, son otros de los lugares que el turista debe conocer.
Además, el apartado cultural también tiene cabida en Berja, y es que el municipio cuenta con un teatro o con la Casa de la Cultura.
Otro de los valores añadidos que posee esta localidad es su entorno, con el Parque Periurbano de Castala en sus inmediaciones. Se trata de un espacio natural protegido en el que llevar a cabo diferentes actividades relacionadas con el turismo activo como senderismo, bicicleta, montañismo o, incluso, parapente con espectaculares vistas a la Sierra de Gádor.
Berja es, por tanto, un lugar en el que perderse a todos los niveles. Un punto de acceso a la Alpujarra que permanece imborrable en la retina de quien lo visita cada año.
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