El escenario es el mismo que tantas veces hemos visto en pantalla: una pareja a punto de batirse en duelo bajo el sol, las botas manchadas por la arena, los dedos nerviosos apurando el momento de apretar el gatillo, los edificios como testigos mudos de un desenlace que se intuye mortal. El escenario es el mismo, sí, pero hay detalles sutiles que interpelan al espectador. Las alianzas en los dedos de los pistoleros, hombre y mujer. El tétrico negro de la ropa de él. El ojo morado en el rostro de ella. La heroína real -tan real como tantas heroínas silenciadas- de un corto llamado Antiheroína.
Rodado entre julio de 2016 y enero de 2017, en el poblado Oasys MiniHollywood de Tabernas, Antiheroína aborda la violencia machista utilizando la estética y la narrativa del western y adentrándose en los terrenos de la videocreación. “Es el resumen de cuatro o cinco guiones e ideas en las que me acercaba al tema del maltrato”, cuenta Menchu Esteban (Macael, 1990), guionista y directora de un cortometraje que acaba de comenzar su andadura por festivales.
Gran aficionada al género (“me he criado con mi abuelo viendo las películas del Oeste que echaban por las tardes en Canal Sur”, dice), a Esteban le interesa mucho el western crepuscular, algo que está en la raíz de este proyecto. “Más que el héroe del western, me gusta el antihéroe, ese que tienen que luchar contra sus propios conflictos internos para encontrar una solución. Así nació el concepto de Antiheroína, una persona que es una perdedora pero que en esta historia ha decidido ganar”.
Desde el “respeto absoluto” al “maestro John Ford”, la joven cineasta evoca la esencia de su película favorita, El hombre que mató a Liberty Valance, por ese “duelo revisitado” entre los pistoleros (encarnados por Laura Contreras y Jonai Rodríguez) que no será tan evidente como el espectador cree en un principio. “Esa es la base. Pero a mí me gusta mucho el montaje, de hecho es a lo que me dedico [en la actualidad trabaja en la serie Diario de un nómada, de La 2]. Y ahí sí que he bebido mucho de Sergio Leone, que fue quien innovó y reinventó el género, hasta crear uno nuevo, el ‘spaghetti”, explica. La banda sonora, de inspiración ‘morriconiana’, también remite al universo del genio romano.
La historia, narrada en inglés (no hay diálogos, solo la voz interior de la protagonista a través del off de Ana Adams), se apoya además en otros elementos arquetípicos, como la cárcel. “Jugamos con la dualidad de los barrotes: las mujeres maltratadas están dentro de una cárcel viendo libre a quien debería estar dentro”, reflexiona.
En Antiheroína, de cuatro minutos de duración, Menchu Esteban no sólo se ha reencontrado con Almería (es su primer rodaje profesional aquí) sino que ha contado con muchos nombres de la tierra en su equipo, como Manuel Capilla (jefe de producción), Thais del Mar (color) y Pablo Vara (foto fija), entre otros.
Perfil: Del cine ‘indie’ madrileño a Tabernas
Menchu Esteban inicia su trayectoria con 15 años cuando dirige el corto Sin título (premio andaluz 8×8). De vocación cineasta, ingresa en la facultad de Ciencias de la Información, rama Audiovisuales, en la Complutense. En 2008 asiste a un curso de dirección cinematográfica de Carlos Gil, ayudante de Steven Spielberg, lo que marca un antes y un después para ella. Desde ese momento, y de manera ininterrumpida, combina sus estudios con el trabajo en rodajes como ayudante y la realización de proyectos propios.
En 2013 es primer ayudante y directora de casting del corto Lentejas, proyecto de fin de carrera UCM seleccionado en el Festival de Cine de Málaga. Es colaboradora del emergente cine ‘indie’ madrileño y ha llevado a cabo los procesos de postproducción de varios largometrajes del director riojano Manu Ochoa.
En la actualidad, trabaja como 'freelance' en postproducción audiovisual, prepara su doctorado impartiendo clases de montaje y ayudantía de dirección y dirige algunos proyectos propios.
En mayo de 2016 retoma su mayor pasión, la dirección de ficción, y se embarca en la supervivencia fílmica del festival CineJoven de Almería en la que realiza Behind the Cactus, corto escrito, rodado y postproducido en 72 horas. Este proyecto recibe el premio a la mejor dirección de fotografía en ese certamen. Y en septiembre de 2016 es seleccionado en el festival de cine de mujeres Visualízame.
En julio de 2016 comienza a rodar en Tabernas Antiheroína.
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