Contar historias. Es a lo que he querido dedicarme toda la vida. Las que contaba mi abuela probablemente tuvieron mucho que ver en esta elección, que se reveló ya en la infancia. A ella le hice mi primera entrevista armada con una pesada grabadora de casete. Como no sabía si existía una carrera para ser escritor, decidí estudiar periodismo. Y mi vocación terminó de definirse. Lo que yo quería era contar la historia de otros. La historia de aquellos que cuentan historias.
Tuve mucha suerte. Desde las primeras prácticas mis jefes supieron ver el tipo de temas que me fascinaban. Así llegué a LA VOZ y acabé en la sección de cultura. Con el tiempo me ocupé de los temas de letras. Al fin todo encajaba.
Sólo faltaba un espacio en el que dar rienda suelta a las palabras cuando las páginas de un periódico se quedan cortas. Un punto de encuentro entre escritores, libreros, editores, bibliotecarios, ilustradores, traductores y, sobre todo, lectores. Es el germen de A pie de página. Un blog que nace como algo pequeño y sencillo que, con el tiempo y vuestras aportaciones -¿qué es una aventura sin compañeros de viaje?-, aspira a ser imprescindible para comprender el panorama de la literatura almeriense. Nada más y nada menos.
El escritor Juanma Gil (Inopia, Mi padre y yo. Un western) ha sido el primer viajero en subir a este tren con un artículo titulado Un lugar donde sentirse a salvo en el que os invita a seguir sus pasos. Creedme, en la última línea os descubriréis con el billete en la mano.
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