¿Cómo se tratan y dónde acaban las aguas residuales de la ciudad de Almería?

En la ciudad de Almería, las estaciones depuradoras de Aqualia desempeñan un papel crucial en la gestión eficiente y sostenible de las aguas residuales. Estas instalaciones aseguran que las aguas sean tratadas adecuadamente antes de ser devueltas al medio ambiente, protegiendo así tanto la salud pública como los ecosistemas locales, cerrando de la mejor manera el ciclo integral del agua.

El funcionamiento de una estación depuradora de aguas residuales (EDAR) implica una serie de técnicas diseñadas para eliminar los contaminantes. En el término municipal la capital, Aqualia dispone de tres EDARs: la de Cabo de Gata, el Toyo y el Bobar, siendo esta última la principal, ya que trata las aguas de toda la zona urbana que comprende desde el margen este del Andarax, hacia Castell del Rey, hasta los municipios del Bajo Andarax.

El poder de la gravedad

El proceso de depuración es el siguiente: el agua llega a la planta a través de colectores y se eleva a una altura que permite su flujo gracias a la gravedad. El primer paso se realiza a través de unas rejas de cribado que retienen los residuos sólidos más grandes. Luego, el agua, sometiéndose a un pretratamiento con rejas más finas, desarenadores y desengrasadores para separar partículas pequeñas, arenas y grasas.

Uno de los aspectos más importantes del tratamiento es el uso de procesos físicos y químicos en los decantadores primarios, necesarios para separar la materia en suspensión. En el reactor biológico, unas bacterias especializadas eliminan la materia orgánica, con la ayuda de oxígeno proporcionado desde un edificio de soplantes. Los biosólidos resultantes se separan en el decantador secundario, y el agua limpia se devuelve al medio ambiente, cerrando el ciclo de tratamiento.

Un trabajo constante

El mantenimiento de estos complejos sistemas es esencial para su continuo funcionamiento y su eficiencia, ya que las plantas funcionan 24 horas al día, todos los días del año. En el caso de la EDAR de Aqualia en el Bobar, la estación tiene una capacidad de procesado de entre 30 mil y 40 mil metros cúbicos de agua, con un proceso que dura unas 13 horas desde que entra el agua a la planta hasta que sale depurada para su devolución al medioambiente.

José Antonio Sánchez Domínguez,jefe de mantenimiento en la estación de el Bobar y la del Toyo, nos habla de la gran responsabilidad que conlleva mantener una EDAR: “mi trabajo es asegurar que todos los equipos estén en perfecto estado, gestionar los repuestos necesarios y la relación con los proveedores. Además, también me encargo de coordinar un equipo de empleados, cada uno encargado de diversas tareas específicas. Además, contamos con un control instantáneo de la situación de la planta gracias a la ayuda de una aplicación informática que nos mantiene informados de todo lo que ocurre y se encarga de avisarnos si algo no va como debería en la estación”.

El laboratorio de la planta también juega un papel fundamental, realizando analíticas rutinarias del agua y controlando los parámetros en todas las etapas del tratamiento. La detección temprana de problemas en la calidad del agua permite tomar medidas correctivas a tiempo y evitar que se devuelva al medioambiente en condiciones que no sean óptimas.

Las estaciones depuradoras de Aqualia en Almería no solo garantizan la correcta gestión de las aguas residuales, sino que también representan un compromiso con la sostenibilidad y la protección del medio ambiente. Gracias al trabajo dedicado y continuo de los equipos de mantenimiento y operación, estas instalaciones aseguran el correcto tratamiento de las aguas residuales antes de su devolución al medio ambiente, protegiendo así nuestro entorno y nuestra costa.