A penas dos meses después de que comenzaran las obras de consolidación de la capilla, el campanario y la fachada principal del Cortijo del Fraile, el aspecto del edificio ha cambiado notablemente. Las fotos compartidas por Amigos del Parque dejan ver la enorme diferencia existente entre la parte del edificio en la que se ha actuado y en la que no.
Lo cierto es que la capilla y su campanario se encontraban en un estado tan decrépito como la zona aledaña y, tal como señala el teniente de alcalde y concejal de Patrimonio de Níjar, Alexis Pineda, “qué poquito y qué cambio”.
La actuación fue encargada por Agrícola Mar Menor, propietaria del inmueble, a la empresa Rehabitec, que es la encargada de acometer unos trabajos presupuestados en unos 140.000 euros.
La empresa propietario terminó por acceder a comenzar los trabajos tras el requerimiento de la Consejería de Cultura en aplicación de la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía, que recoge la obligación de los propietarios de garantizar la conservación de los bienes de interés cultural (BIC), como es el caso del edificio del Cortijo del Fraile.
En cualquier caso, la propietaria mantiene su interés en que la Administración autonómica responda a la propuesta de cesión de uso gratuita que lanzó ya hace casi dos años y sobre la que el Gobierno andaluz no se ha pronunciado oficialmente.
Grave deterioro
Las esperadas obras tienen como objetivo frenar el grave deterioro que sufre el edificio, que llegó a estar declarado en ruina por parte del Consistorio nijareño aunque, posteriormente, se archivó este procedimiento. Fue en agosto cuando, por vía de urgencia, el Ayuntamiento aprobó la licencia de obra para el inicio de los trabajos. Los permisos municipales están encaminados a la conservación de la estructura del campanario así como la estructura exterior de la capilla, lo que enlucirá la parte visible de la edificación que, por el contrario, no será reformado en su interior.
Para Pineda, la actuación supone “un punto de inflexión” para la recuperación del inmueble de cara a darle un uso cultural. Cuando las obras comenzaron en diciembre, el concejal de Níjar señaló que “es un primer pasito, pero para nosotros era una necesidad revertir el proceso de deterioro”.
Pineda se mostraba entonces satisfecho al poder asegurar que “con esta actuación el campanario y la capilla no van a derrumbarse finalmente, ya que los daños que presentaba el cortijo hacían que peligrara su estructura”.
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