El Grupo Ecologista Mediterráneo ha denunciado la práctica ilegal de colocación de redes japonesas, prohibidas por la ley, en numerosos invernaderos almerienses. Son trampas “mortales y crueles” para acabar con los pájaros que entran en los recintos plastificados.
Los ecologistas explican que desde que se fraguo el ‘milagro almeriense’ de la agricultura de los invernaderos, tradicionalmente ha existido una cierta tendencia hacia el “aquí todo vale”, con objeto de alcanzar el fin económico que sacó a Almería del olvido a que estuvo sometida históricamente.
Motor de beneficios que, nunca hay que olvidarlo, ha situado a la provincia en unprivilegiado lugar entre las zonas con mayor renta per cápita de España y Europa. Tanto es así,que existe un proteccionismo a ultranza por parte de todos los sectores asociados con objeto deintentar blindar, en la medida de las posibilidades, cualquier aspecto relativo a mejora de laproducción, condición y manipulación de las hortalizas generadas, así como de las ganancias.
El entorno
En este sentido, el minimizar costes y maximizar el volumen y calidad del género es una prioridad. Sin embargo la tradicional integración ambiental de la agricultura se ha dejado en muchos casos de lado, volviéndose más agresiva con el entorno a medida que se ha ido tecnificando y ganando peso económico.
En ese proceso se ha olvidado, según ccritica el GEM, la convivencia con especies animales y vegetales del entorno y se combate con cualquier medio la presencia de lo que se consideran invasores. Las aves, que siempre estuvieron presentes en estas áreas, particularmente el gorrión común, pero “para algunos su presencia es un peligro y cualquier método vale para librarse de ellos, utilizando para ello cualquier método, ya sea legal o ilegal”.
Métodos crueles
Entre las fórmulas que se han utilizado contra los pájaros se han encontrado, entre otras, la instalación de cañones espantapájaros, reclamos disuasorios con altavoces y mallas instaladas en las bandas para impedir la entrada de aves al interior. Sin embargo, dado que tales métodos a veces no imposibilitan al 100% el paso, desde hace algunos años se ha impuesto de forma generalizada un procedimiento, mucho más cruel y exhaustivo de exterminio: la instalación de redes de niebla o japonesas en el interior o alrededor del invernadero.
Trampas invisibles que atrapan las aves que vuelan entre las plantas de hortalizas, hasta hacerlas morir al poco tiempo por hipotermia, inanición, deshidratación u otros shocks o traumatismos.
El GEM denuncia que esa forma de atrapar los pájaros se está erxtendiendo con rapidez y “ya existe toda una red para la comercialización de este tipo de redes ilegales, conocida e incluso anunciada en internet y al alcance de cualquiera”. Por ello los ecologistas han pedido a la Policía Autonómica y al Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil que extremen la vigilancia.
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