Carboneras

Así se destruirá el símbolo del cemento

Unas 6,5 hectáreas serán restauradas con cubierta vegetal y los escombros llenarán 16 piscinas

El Hotel se empezó a construir hace una década y finalmente el Supremo ha declarado que está en zona
El Hotel se empezó a construir hace una década y finalmente el Supremo ha declarado que está en zona
Manuel León
01:00 • 06 mar. 2016

Dos años -a partir de no se sabe cuando-  y 7,1 millones de euros que saldrán del erario público. Eso es lo que costará derrumbar, como David a Goliath, el sentenciado Algarrobico, uno de los hastag planetarios que se asociará ya de por vida a la biografía de la estoica Carboneras. 




La clave de cómo se va a demoler, de cómo va a sucumbir entre nubes de polvo y argamasa, esa enorme pastilla de cemento cosida a una montaña de esparto conocida como El Cañar -tras resolver el Supremo que se levantó sobre zona protegida- está en el informe de derribo y restauración realizado por la empresa pública Tragsatec en el ya lejano 2012. 




El documento orientativo fue encargado por el entonces ministro Miguel Arias Cañete y el consejero de Medio Ambiente, Luis Planas,  de común acuerdo, y apela a un protocolo por el que el Estado se hará cargo de la demolición y la Junta, de la restauración.




El dossier revela que el derrumbe de cuartos inacabados, cañerías, solerías varias, puertas y ventanas, cocinas, terrazas y zaguanes, vomitará 60.000 metros cúbicos de residuos, el equivalente a 16 piscinas olímpicas. Se deberá restaurar un terreno cicatrizado de 65.800  cuadrados. Tragsatec cree necesaria también, según expone, antes del derribo, una evaluación del impacto ambiental, para que no salga el tiro por la culata y sea peor el remedio que la enfermedad, al estar la zona incluida en la Red Natura 2000, el sistema europeo de protección medioambiental. El hotel de Azata del Sol, proyectado por el arquitecto Ubaldo Gómiz hace la friolera de 16 años, tiene una superficie construida de 43.840 metros, el mayor establecimiento del género en la provincia que morirá neonato. 




Para la gestión de residuos, Tragsatec estima un coste de 1,2 millones de euros en carga y transporte hasta un vertedero. El canon de vertido ascendería a 60.000 euros.




Tras la demolición de este símbolo nacional del escarnio - que ha encontrado defensores y detractores a ultranza, en la olvidada para tantas cosas Almería y tan presente para forasteros cuando hay que meter la cuchara de la defensa de terrones y arena- comenzará la restauración. El informe apunta a que las administraciones deberán ponerse de acuerdo en si el objetivo es únicamente la restitución al estado original del territorio,  en otro tiempo jaspeado por los atochares de los Fuentes, o si se estima conveniente la oportunidad de implantar infraestructura de uso público como senderos  y servicios de bajo impacto.




El hotel se construyó horadando la ladera de un monte, de donde detrás manaba una de las pocas minas de agua potable de la localidad marrajera, junto al célebre algarrobo que da nombre al paraje y que tanta hambre quitó a personas y acémilas en tiempos de miseria. Ahora la herida tendrá que ser restañada. Para eso se utilizarán parte de los residuos de la demolición, en torno a 20.000 metros cúbicos, que serán utilizados en las primeras capas convenientemente compactados. Encima se pondrá terreno natural.




A unos 500 metros en dirección a Carboneras, cercano a una rambla del río Alías, está acumulado el terreno excavado por las obras del hotel, que será utilizado como sustrato, debajo de la cubierta vegetal protectora que evitará la erosión. Los taludes se cubrirán con mallas biodegradables. En total, habrá que hacer cicatrizar unas 6,5 hectáreas, incluyendo el hotel (3,3 hectáreas), entre la piedra de La Galera y el Santo.


Aunque pueda parecer extraño, no ha sido el hotel de Azata, que iba a ser gerenciado por la cadena Confortel de la ONCE,  el único encontronazo administrativo que ha tenido como tablero esa deliciosa playa: en 1986, la planificación del Algarrobico carbonero enfrentó a la Consejería de Medio Ambiente y a la de Turismo, antes de que existiera Parque Natural, a la hora de interpretar el Plan de Protección del Medio Físico. Solo se admitían acampadas de verano, “al tratarse de una ejemplo excepcional de conservación del litoral y de altas cualidades paisajísticas”.


En 2000, se aprobó, sin embargo, en Pleno municipal, por unanimidad  el Plan Parcial del Sector S-T3, donde esta varado el hotel,  en 2003 se puso la primera piedra, y, así, lo que vino después, hasta la sentencia del Supremo.



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