Una visita de unos meses a su hermana residente en Argentina fue suficiente para que Mireia Pomares decidiera dar un giro a su vida y mudarse a la capital federal. Cuatro años más tarde, y totalmente adaptada al intenso ritmo de vida de la gran ciudad, esta ejidense nos cuenta su experiencia.
Cansada de un trabajo que no cumplía con sus expectativas y que no la hacía feliz, la joven decidió viajar hasta Argentina para empezar una nueva vida. Actualmente vive en Palermo, el barrio más grande de la ciudad, y trabaja como administrativa en un colegio por las mañanas, lo que le permite pasar tiempo con los niños. Las tardes las dedica a asistir a clase en la universidad, donde estudia Psicología, y a su gran pasión, jugar al fútbol.
Fútbol
“Mi historia con el fútbol comenzó cuando llevaba aquí poco tiempo y fue un modo de conocer gente”, cuenta Mireia, que de pequeña y en El Ejido jugaba como portera. En la actualidad juega como delantera, una posición en la que se encuentra más cómoda. “Conocí a un grupo de chicas que tenían un equipo llamado "Pura garra". Este año salimos campeonas del torneo en el que participamos y ascendimos de categoría”.
Su trayectoria futbolística en el país sudamericano empezó en este humilde equipo, pero posteriormente jugó en el River Plate de fútbol sala hasta que fichó por su actual conjunto, el Club Atlético Excursionista de fútbol 11. Con el mercado de fichajes ya cerrado, todo está a punto para el comienzo de la nueva temporada, que tendrá lugar en el mes de abril.
Trabajo y estudios
Mireia compagina los entrenamientos de fútbol con el trabajo en un colegio y con sus estudios de Psicología, lo que le deja poco tiempo libre que no duda en compartir con sus amigos y su pareja. “Buenos Aires me ha dado mucho en estos años: estudiar Psicología en una de 100 mejores facultades, un trabajo que me gusta, y al amor de mi vida ¿qué más se puede pedir?”, explica Mireia, que está disfrutando al máximo la vida que le ofrece la capital argentina.
Un cambio tan radical como el de irse a vivir a otro continente no fue fácil, pero Mireia supo adaptarse a la vida en Argentina. “No puedo entender cómo la gente puede vivir sin haber pasado al menos un año aquí. Es una ciudad que te atrapa, y donde todo es posible".
El Ejido
Mireia Pomares no olvida su infancia y adolescencia en la ciudad que la vio crecer. Su familia, sus amigos, el primer amor... “Aquí se dice "un inmigrante siempre va a tener su corazón dividido" y creo que tiene razón. Echo de menos El Ejido. Como los momentos en la Plaza Mayor, cuando siempre hacíamos el amigo invisible todo el grupo de amigos, éramos como veinte personas”.
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