Miles de personas viven una noche mágica bajo la luz de los candiles

La Alpujarra se levanta para reclamar energías renovables

La plaza de la iglesia, centro de la noche más mágica del año
La plaza de la iglesia, centro de la noche más mágica del año
Antonio Fernández
21:58 • 08 may. 2016

La Noche de los Candiles reunió este pasado sábado a miles de personas en torno a una idea romántica y a una jornada reivindicativa. Lo primero porque bajo la luz de los candiles la magia se hace presente en el pueblo; lo segundo porque esta es una fiesta que nació con el objetivo de reclamar atención a los ciudadanos para que sean activos en la lucha contra uno de los problemas que más vivamente amenazan el futuro del planeta, el temido cambio climático.




El reclamo no ha fallado y se da la circunstancia de que en un pueblo con 127 habitantes censados se dan cita en ese fin de semana mágico no menos de 5.000 personas ávidas de vivir una experiencia diferentes, de danzar bajo la luz de los candiles, de disfrutar con la música étnica que trae recuerdos de las viejas culturas y de conocer de primera mano cómo vivían, qué comían y de qué forma se divertían nuestros antepasados, aquellos que no necesitaban el neón para disfrutar.




Reclamo turístico
Y así los miles de vivitantes, los llegados desde los pueblos vecinos y los almociteños se unen para gozar de una noche única. El atractivo es indudable y de ello dan buena fe los niveles de ocupación de los alojamientos existentes en toda la comarca.




Hosteleros de Rágol, Canjáyar, Padules, Fondón o Laujar dan fe de ello; la Noche de los Candiles ha logrado ocupar el cien por cien de las camas disponibles, los restaurantes, los bares o los campings. Es el reclamo turístico del fin de semana, el ‘gancho’ que atrae hacia La Alpujarra almeriense a los vivistantes.




Cuando cae la noche se inicia el milagro: se apaga la luz eléctrica y cientos de candiles, de velas y de fogatas prestan la luz necesaria para que la del sábado sea una noche en la que todo es posible. El encendido del candil más grande del mundo (seis metros de alto y cuatro de base, 600 litros de aceite de capacidad) es el pistoletazo de salida. Y a partir de ahí toda una noche cargada de magia y de energía vital.




La fiesta nació en 2011 para reivindicar desde la pequeña Almócita las renovables, la recuperación de la vida y de las tradiciones. Hoy es un símbolo para miles de personas.






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