Los centros educativos del Poniente se movilizan para frenar la lacra del acoso escolar

El acoso escolar está dejando de considerarse una chiquillada. Ya no se piensa, como antes, que el hostigamiento, el maltrato físico o verbal de un menor a otro es un problema entre niños, cosas de críos que se resuelven solas, sino comportamientos muy lesivos que hay que atajar antes de que provoquen daños, en ocasiones, irreversibles. 

En los centros educativos del Poniente, con una población escolar heterogénea y multicultural, se trabaja desde hace tiempo en esta materia, que preocupa enormemente a la comunidad educativa. En las últimas semanas, distintos colegios e institutos de la zona han organizado charlas, conferencias y concursos entre sus alumnos para concienciar sobre este problema, una lacra que siempre ha estado ahí pero que ha adquirido más visibilidad en los últimos tiempos, también gracias a las denuncias de los medios y a las redes sociales. 

El último ejemplo es un certamen de cortometrajes impulsado por el IES ‘Santo Domingo’ en el que han participado otros institutos de la comarca y que nació con la premisa de que los alumnos contaran sus experiencias en este tema. 
Ayer se entregaron los premios y uno de ellos fue para el instituto ‘Ciudad de Dalías’: los alumnos se basaron en una situación real de acoso vivida en el centro como argumento para su corto.

Encarni Jiménez, orientadora en el IES ‘Santo Domingo’ reconoce que, cada curso, se producen entre dos y tres casos de bullying, una cifra que, de media,  comparten el resto de centros, aunque ayer señalaba en Cadena SER Poniente que, al menos en este caso,  ya están todos solucionados: “Si se hacen las intervenciones necesarias a tiempo, es un problema que puede resolverse. Hay que ayudar a quien sufre el acoso, pero también al acosador. No debemos olvidar que son niños y que deben aprender que no pueden relacionarse de esa forma tan perjudicial. Porque el acoso perjudica a todos, también a quienes son meros espectadores”.

En otro centro de la comarca, los padres y madres del colegio Mirasierra de Las Norias decidieron hace un par de años meterse en harina y abordar temas con más enjundia como el abandono escolar o el acoso. En esa línea, hace una semana organizaron una charla a la que invitaron al juez de menores de Granada Emilio Calatayud, que se sentó junto a Aurora Vicente, teniente de la guardia civil de El Ejido y Alicia Camacho, psicóloga y orientadora escolar. 
Entre los tres analizaron con los padres y los alumnos un fenómeno creciente. En 2015, el número de llamadas al teléfono de la fundación ANAR, de Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo, recibió 25.000 llamadas, un 75% más que en 2014. Tras investigar, la entidad intervino en 573 casos de acoso infantil consumado.

Allí se habló del perfil de las víctimas, la mayor parte de las veces niñas y niños entre 11 y 13 años con alguna peculiaridad. O,  a veces, ni siquiera eso. En ocasiones, solo son niños tímidos o con problemas para relacionarse y esa aparente fragilidad es aprovechada por el acosador, que encuentra un hueco por el que canalizar su ira, disfrando de fortaleza todas sus carencias. 

Según esos datos, el 70 por ciento de los niños que sufren acoso lo padecen a diario y en el 44% de los casos, este se prolonga durante más de un año. Y lo que es más alarmante: un 30 por ciento de las víctimas no explica bien lo que le pasa, por temor a las consecuencias o porque le da vergüenza. “Los padres no tenemos ni idea de cómo actuar y siempre somos los últimos en enterarnos. Creo que quienes sufren esta situación se tienen que sentir defraudados por no haber hecho lo suficiente o no haber puesto medidas”, explicó  Antonio Arqueros, presidente del AMPA ‘El Duende’ del CEIP Mirasierra en Cadena SER Poniente abordado sobre esta cuestión. 

El juez Calatayud, que lleva décadas tratando con problemas relacionados con menores, fue muy claro en esa charla: no denunciar un caso de acoso nos hace cómplices a todos, civil, administrativa y penalmente. Ante los alumnos se quiso dejar claro que este tipo de comportamientos se pagan y  que se trata de conductas que se persiguen y castigan.