M. M. L. tiene 36 años, es granadino y reside con su compañera sentimental en una vivienda en el centro de Adra. Es un hombre corpulento, fornido y experto en artes marciales mixtas, una combinación de técnicas de enfrentamiento cuerpo a cuerpo. Tiene antecedentes penales por robo a mano armada y atentado y las autoridades le consideran como un sujeto “muy peligroso y agresivo”.
El pasado miércoles M. M. L. arremetió contra los agentes del Grupo de Fugitivos de la Policía Nacional desplazados desde Madrid para cerrar una operación iniciada en el mes de enero, aunque emparentada con una agresión sexual cometida mucho antes, en noviembre del año 2009.
El prófugo participó activamente en la violación múltiple a una joven británica en las inmediaciones del Castillo de Santa Ana de Roquetas de Mar. Tres varones asaltaron a la víctima en plena calle y la sometieron en una casa ruinosa durante unas cinco horas. La chica se desgañitó entre gritos de auxilio y consiguió zafarse finalmente entre amenazas de muerte e insultos de los tres varones.
La Audiencia Provincial de Almería le condenó a nueve años de prisión, sin embargo, entre la primera sentencia y la resolución del recurso de casación en el Tribunal Supremo, el agresor desapareció sin dejar rastro y evitó su ingreso en el centro penitenciario de El Acebuche.
La sentencia data de febrero de 2015 y la confirmación en la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, que desestimó íntegramente la apelación, se firmó en noviembre de ese mismo año. No obstante, no pudo ejecutarse completamente porque sólo dos de los tres acusados entró en la cárcel.
La Policía Nacional recibió una orden de busca y captura para localizar a M. M. L. Desde el pasado mes de enero, el Grupo de Fugitivos estrechó poco a poco el cerco sobre el violador hasta detectar su presencia en la residencia de su pareja en la localidad de Adra, donde habría pasado buena parte del tiempo desde su desaparición.
Según fuentes de la investigación consultadas por LA VOZ DE ALMERÍA, los agentes montaron un discreto dispositivo en las inmediaciones para confirmar el paradero y asegurar una intervención sin heridos. Sospechaban de la presencia de armas en la vivienda (no consta tal hallazgo) e, incluso, de la posible colaboración de terceras personas en su protección y custodia.
Disparo al aire
M. M. L. sabía ya de la búsqueda de las autoridades y del ingreso en prisión de sus dos compañeros de delito, uno de ellos su propio hermano, según matizó la Comisaría. Así, el pasado miércoles se percató de la presencia de los agentes y convirtió su detención en una pequeña batalla.
El agresor sexual condenado se revolvió contra los policías haciendo gala de sus conocimientos de defensa personal y obligó a efectuar una disparo disuasorio al aire para calmarle.
Entre cinco agentes le bajaron por la calle peatonal y las escaleras hasta el furgón de la Brigada de Seguridad Ciudadana de El Ejido (Unidad de Prevención y Reacción) que esperaba a pocos metros para su traslado a la Comisaría Provincial de Almería. Ingresará previsiblemente en prisión tras su paso por el Juzgado de Instrucción de guardia.
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