Los cortes de agua siguen siendo una constante en el municipio de Turre. Las viejas tuberías, la llegada del verano y una red prácticamente sin sectorizar hacen que cualquier fuga obligue a cortar el suministro en todo el municipio.
Desde el pasado 10 de marzo, cuando la empresa Galasa recogió el testigo de la gestión del agua en el municipio han sido 16 avisos oficiales de cortes. “Eso afecta sobre todo a las calles más altas, puesto que la falta de presión con cualquier fuga o en los cortes de suministro hacen que sean los primeros en carecer de suministro y, en consecuencia, también son las últimas viviendas en tener agua”, explica el alcalde de Turre, Martín Morales.
Averías
La última semana además coincidieron varias averías a la vez; en concreto en varios parajes como La Fragua o el Pago, que confluyeron con las obras de urbanización en el Barranco del Negro. “La mayoría de las averías se deben a los cambios de temperatura y desde Galasa me transmiten que no son más de los que se producen en otros municipios en esta época del año, porque las tuberías se dilatan”, dice.
Con todo, el objetivo es minimizar los problemas con el estudio de actuaciones prioritarias y, sobre todo, sectorizar el municipio para que una avería afecte al menor número posible de vecinos. Explica el alcalde que Galasa ha actuado en ocasiones cortando el agua como medida preventiva y, posteriormente, se ha determinado que la avería no provenía de la red general, sino de una vivienda particular, “aunque se actúa con mayor celeridad y con más medios que cuando el servicio era realizado por el Ayuntamiento”.
Inversión
La empresa gestora se limita a la reparación de los fallos que se producen en la red, pero la inversión real en mejoras de infraestructuras es institucional. Por ello, el alcalde quiere convocar a los responsables de la empresa Galasa y determinar cuáles son las inversiones que permitan optimizar los recursos hídricos del municipio. Por el momento, a través de los Planes Provinciales, las mejoras en la red de abastecimiento (junto a otros servicios vinculados a una nueva urbanización) se limitan para los próximos meses a las calles Aire y Rosales y la avenida de la Libertad. “Queda pendiente la calle Nueva, pero tendrá que esperar a una nueva dotación presupuestaria”, explica el alcalde.
Vecinos
“La gente está enfadada, aunque Galasa responde más de lo que pidíamos hacer nosotros”, reconoce Morales, lo que le lleva también a invitar a sus vecinos a la participación en los procesos abiertos para determinar las prioridades en inversión.
El descontento también viene derivado, en opinión del alcalde, de la subida en la tarifación aprobada por la empresa pública, que se suma a la deuda millonaria que el Ayuntamiento tiene contraída por los impagos durante los últimos años en los que la gestión no recaía en Galasa, pero sí el suministro.
Después de 22 años de gestión municipal, y tras varios años desde que Turre abandonara los pozos propios para su abastecimiento y se adhirió a la red general, en marzo se hizo el traspaso de la gestión, no sin antes cerrar un calendario para el pago de la millonaria deuda adquirida.
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