Los faros han tenido su importancia en las costas desde tiempos inmemoriales (Homero ya los cita en su Odisea) pues el avisar de los accidentes que la geología esculpe en litorales como Cabo de Gata era primordial para no terminar naufragando de manera repentina. Cabo de Gata dispone de tres faros con una historia alrededor de ellas y que sirva como excusa para hacer una de las rutas más fascinantes en cuestión de paisaje y que se hace irresistible hacerse el correspondiente selfie para propagarlo por nuestros perfiles internautas.
Mesa Roldán: faro vivo
A 222 metros de altura, este faro situado entre Carboneras y la pedanía nijareña de Agua Amarga tiene el honor se der el único habitado de toda la costa almeriense y de los últimos a nivel nacional. La tecnología ha hecho que el oficio de farero pierda ese halo de romanticismo y de épica pero quedan sus figuras y su privilegiada posición. Mesa Roldán ofrece una vista excepcional de la costa de Cabo de Gata donde divisaremos las calas de Agua Amarga, Cala de Enmedio y Cala del Plomo en una alineación perfecta y con su majestuosa torre defensiva a solo unos pasos.
Al bajar, hacia Carboneras hay un desmonte de una antigua cantera donde podemos apreciar la historia geológica de Mesa Roldán, cuando era un arrecife de coral. Yendo a Agua Amarga, podremos ver los restos del faraónico cargadero de mineral del antiguo ferrocarril a Lucainena de las Torres.
La Polacra, el más alto
Si Mesa Roldán presume de altura la Polacra (que toma su nombre por la cala que tiene a sus pies que asemeja un barco de vela de dos palos) lo gana con holgura y se hace con el título de ser el más alto de la península, con sus 281 metros que coronan el cerro de Los Lobos. Está hecho sobre una torre defensiva del siglo XVIII que defendía la costa de los temibles piratas berberiscos. Su acceso requiere paciencia y buenas piernas pues se puede acceder a él en coche por el primer desvío que encontremos saliendo de Rodalquilar a la derecha en la carretera que le une con Las Negras.
Pero no nos pensemos que podemos llegar hasta el faro en él pues tendremos que dejarlo al hallarse cortada la carretera, ya que solo es accesible al farero que lo controla, que no es otro que el de Mesa Roldán. Así pues, ascenderemos con paciencia y buen paso por la carreterilla y, si logramos coronar el cerro de Los Lobos sin ningún desfallecimiento, no nos arrepentiremos de las vistas que nos encontraremos. A nuestra derecha, la Isleta del Moro y Los Escullos hasta la Punta de Loma Pelada. Si miramos a nuestra izquierda, divisaremos la Punta del Cerro Negro, en Las Negras; la Cala de San Pedro; Agua Amarga, con su Punta de la Media Naranja y, tras ella, Mesa Roldán. Una pasada.
Cabo de Gata, el faro más fotográfico
Cabo de Gata es el Finisterre del sur decía un poeta y no le faltaba razón. Esa sensación de final de tierra, de naturaleza en estado salvaje nos embarga desde que ascendemos desde la Almadraba de Monteleva en una carretera que se asoma al abismo en cada curva hasta el cabo que da nombre al Parque Natural.
Allí junto al faro, como hecho a propósito, está de fondo el arrecife de las Sirenas, en honor de las focas monje que poblaron hace tiempo esos roquedos y que, de lejos, asemejaban formas humanas. Dispone de un mirador para que nos hartemos de hacer fotos en un paisaje de película. Antes, habremos dejado a nuestra derecha la bonita y desconocida playa de El Corralete, de arena fina y que dispone de un fondo marino en la misma orilla y que podremos admirar sin ser expertos buceadores.
Desde el faro, podemos tomar una carretera llena de baches hasta una cala excepcional: Cala Rajá.
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