La noche de las perseidas de este verano en Almería -del 11 al 12 de agosto- no será una una noche cualquiera: la actividad de la lluvia suele tener un máximo de unos cien meteoros por hora, pero las predicciones para este verano indican que podrían verse cerca de quinientos, ya que el fenómeno será especialmente intenso.
El momento álgido será la noche del 11 al 12 de agosto, cuando científicos del Instituto de Astrofísica de Andalucía lanzarán una sonda para observar las perseidas desde la estratosfera, además de ofrecer propuestas de divulgación relacionadas con esta popular lluvia de estrellas.
Todos los años, entre finales de julio y finales de agosto, la Tierra atraviesa en su trayectoria en torno al Sol la estela del cometa Swift-Tuttle, lo que provoca que multitud de partículas, denominadas meteoroides, choquen contra la atmósfera. Conforme la Tierra se va adentrando en esta nube de meteoroides, la actividad de las perseidas aumenta, según informa la agencia Sinc.
En 2016 esa actividad alcanzará su máximo visible en Europa durante la noche del 11 al 12 de agosto y se espera más intensa que los años anteriores: podría superar los 500 meteoros a la hora en lugar de los cien habituales.
“El cometa Swift-Tuttle completa una órbita alrededor del Sol cada ciento treinta y tres años aproximadamente, y cada vez que se aproxima a nuestra estrella se calienta y emite chorros de gas y pequeñas partículas sólidas que forman la cola del cometa”, comenta Alejandro Sánchez, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), para explicar el origen de estas estrellas.
Como un grano de arena
La mayoría de los meteoroides desprendidos del Swift-Tuttle son tan pequeños como un grano de arena, y cuando se cruzan con nuestro planeta impactan contra la atmósfera a una velocidad de más de 210.000 kilómetros por hora, equivalente a recorrer nuestro país de norte a sur en menos de veinte segundos. El choque produce, en estos fragmentos, un aumento de temperatura de hasta cinco mil grados en una fracción de segundo, lo que hace que se desintegren y emitan un destello de luz que recibe el nombre de meteoro o estrella fugaz.
Esta desintegración ocurre a gran altura, normalmente entre los 100 y los 80 kilómetros sobre el nivel del suelo. Las partículas más grandes (del tamaño de un guisante o mayores) pueden producir estrellas fugaces mucho más brillantes que reciben el nombre de bólidos.
Sánchez y otros investigadores del IAA, en colaboración con la Asociación AstroINNOVA y el grupo Daedalus, estudiaran este año las perseidas lanzando la noche del 11 al 12 de agosto una sonda para grabar por primera vez, en color y alta definición, esta lluvia de estrellas desde la estratosfera.
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