Solo un delgado hilo de esperanza les queda al que aferrarse a los 290 propietarios de Cuevas del Almanzora para no ser expropiados por la reserva de tortuga mora, según proyecto publicado en el BOE el pasado 5 de septiembre. Ese último clavo al que agarrarse es la redacción de una nueva planimetría, con el visto bueno del diseñador de la reserva, el profesor de Ecología de la la Universidad Miguel Hernández de Elche, Andrés Giménez.
La historia de este plan de protección del quelonio africano arranca cuando Bruselas aprobó dotar con fondos comunitarios el tren de alta velocidad entre Murcia y Almería con la condición de incluir una Declaración de Impacto Ambiental aprobada en el año 2003.
En ella se incorporó esta medida compensatoria de dotar al reptil de un nuevo hábitat por la pérdida de espacio provocado por las nuevas vías ferroviarias.
Y el autor de ese trabajo, el profesor Giménez, uno de los primeros expertos del mundo en la testudo graeca, ha visitado esta semana la zona que él propuso para la reserva.
Giménez ha podido comprobar cómo los terrenos rústicos que eligió como depósito de tortugas, se han convertido en feraces tierras de regadío con el agua del Negratín más de una década después. En conclusión, el informe de este reputado doctor en biología, en el que se basa el proyecto de expropiación que tramita la empresa Ineco por mandato del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), se ha quedado desfasado con un paisaje rural que ha cambiado por completo y en el que ahora medran cítricos, olivos y campos de lechugas, brócolis y berenjenas al aire libre, en invernadero y mediante riegos hidropónicos.
La zona propuesta para expropiar a partir del día 26 de septiembre, correspondiente a la SAT Los Guiraos, está considerada como una de las tierras donde la tecnología del agua ha alcanzado un mayor nivel con un ahorro de caudal a la vanguardia mundial.
Muchas de estas empresas productoras, como Dignitas, Las Jaulas o Pérez Garre, que dan empleo a centenares de trabajadores, tienen firmados contratos anuales con cadenas británicas de supermercados y tendrían graves consecuencias jurídicas si dejan de servir hortalizas, admiten algunos de los afectados. Sin embargo, se ha alcanzado un punto de inflexión en esta batalla que lleva librándose desde el año 2011, cuando se publicó el primer anuncio en el BOE: el propio autor del proyecto de la reserva, admite que no es necesario que la superficie de la reserva sea de 500 hectáreas.
400 hectáreas menos
El presidente de la SAT Los Guiraos, Matías Gómez, expresa que “Giménez estaría de acuerdo en reducir la zona expropiada a 102 hectáreas, salvando cortijos y tierras de regadío, siempre que se respete un pasillo natural entre Sierra de Almagro y Almagrera”.
De hecho, técnicos del Ayuntamiento están ultimando un nuevo plano que será remitido al propio Giménez para que de su visto bueno y a la empresa Ineco, redactora del proyecto.
La última palabra la tiene la dirección del Adif para salvar todo ese vergel y no volver a convertirlo de nuevo en el erial que era hace poco más de una década.
Si embargo, los plazos corren y muchos de los propietarios afectados han sido ya citados para firmar las actas previas de ocupación a partir del próximo 26 de septiembre.
“Si hay voluntad -según Gómez- aún estamos a tiempo de revocar este proyecto, puesto que la Junta y el propio Adif han remitido siempe al informe del propio Giménez”.
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