Un viaje al pasado para conocer los oficios tradicionales de la provincia

Con el objetivo de poner en valor y recordar los oficios y trabajos tradicionales que realizaban nuestros abuelos décadas atrás, el municipio de Terque celebró ayer la XIV edición de su ‘Jornada de recuperación de oficios antiguos’.

Una cita en la que algunas de las piezas que se encuentran en los cinco espacios museísticos de la localidad abandonaron sus vitrinas, durante unas horas, para cobrar vida en manos de los vecinos de Terque y mostrar así a las nuevas generaciones, y a todos los visitantes, cómo se trabajaba y fabricaban antes algunos de los utensilios más habituales empleados a diario en los hogares.

Su finalidad es que “el museo no sea un sitio de piezas muertas y que se conozca su uso”, comentaba Alejandro Buendía, responsable de los museos de Terque. Por ello, desde 2002 se viene realizando este encuentro con el pasado de la provincia que busca dinamizar la cultura de una forma diferente. Actividad que, año tras año, ha ido incluyendo ‘nuevos’ oficios y labores cotidianas de antaño a su muestrario para poder así reflejar cada vez más aspectos del entorno y la vida rural de Almería.

Regreso al pasado
Tratando de romper moldes y que esta jornada no fuese un simple mercado, como los de corte medieval, su espíritu se basa en la demostración ‘in situ’ de estos oficios -aunque también se podían comprar algunos de los productos elaborados-. Acción a la que se sumaría también el apoyo a los artesanos, los pocos que aún quedan, y que “en pocos años ya no estarán”, señalaba Buendía, ya que los actuales no tienen a quien cederles el testigo del oficio.

De este modo, y con la intención de superar los más de tres mil visitantes recibidos en 2015, ayer pudieron verse oficios como la barrilería, muy ligada a la uva de Almería y sus 150 años a la cabeza de la economía local; el de pregonero, lavanderas, hojalatero, trabajos artesanales en mármol, alfareros, panaderos, la tradicional matanza, el porte de cántaros de agua, los famosos pregoneros y serenos o, como detalle curioso, la entrega de cartas a los visitantes de los siglos XVIII y XIX del archivo popular de escritura por parte del cartero del pueblo.