El juez de Menores de los Juzgados de Granada, Emilio Calatayud ofreció el pasado viernes una conferencia titulada ‘Menores infractores en delitos de violencia de género’ en la Escuela de Música, Danza y Teatro de Roquetas de Mar.
En la historia de este centro educativo y musical jamás se había producido un lleno de tanta consideración, ya que hubo decenas de personas de pie e incluso hubo que abrir las puertas del salón de actos para que los que estaban fuera pudieran escuchar las palabras del juez.
Calatayud participó en una actividad organizada por la concejalía de Cultura, Educación y Mujer del Ayuntamiento de Roquetas. El magistrado fue contundente en todas sus afirmaciones y, dada la experiencia que tiene como juez de menores y su claridad llegó a todo el público que escuchó durante hora y media en silencio al juez.
Calatayud estuvo acompañado por la primer teniente de alcalde y diputada nacional, Eloísa Cabrera, y la concejal de Cultura, María Dolores Ortega. El juez habló de la situación de los menores en general. “Llevo de juez desde 1980 y como juez de menores desde 1987 y yo soy un juez penal que se dedica a juzgar a jóvenes que cometen hechos delictivos entre los 14 y 18 años. Pero aparte de ser juez, soy padre y soy ciudadano”, confesó Calatayud antes los asistentes.
“A mí me gusta que se me entienda cuando hablo, y hablo muy claro”, apostilló el juez, al tiempo que afirmaba que “llevo años pidiendo que se llegue a un Pacto por el Menor”. Calatayud explicaba que “la familia es la base de la estructura familiar. Cuando nos llega un menor al Juzgado normalmente el problema está en la familia. Es muy complicado esto de ser padre”, dijo.
Maltrato
El juez dejó constancia que “se ha producido un incremento del maltrato de hijos a padres que se producen en clases medias y altas. En el delito de violencia familiar estamos en un 40 por ciento de niñas, frente a un 60% de chicos”.
“Tenemos problemas serios de violencia de hijos hacia sus padres adoptados y tenemos serios problemas entre hijos y padres adoptados internacionalmente. Están devolviendo chavales a los servicios sociales”, confesó el juez.
Calatayud fue tajante cuando aseguró que “cuando un niño agrede a un maestro está cometiendo un delito de atentado. Llevo muchos años condenando a jóvenes por este tipo de delitos. ¿Qué es eso que un niñato agreda a un maestro? Un maestro es un funcionario público”.
El juez destacó que cada año suele dictar “unas 25 sentencias” donde condena “a los menores a aprender a leer y unas 250 sentencias al año también condenándolos a sacarse la Enseñanza Obligatoria. Es una vergüenza porque muchos de esos jóvenes no saben juntar las letras, y los que las saben juntar no saben ni lo que significa lo que leen. Es una pena”.
Menores y alcohol
El juez Calatayud subrayó el alcohol como uno de los grandes problemas que tienen los jóvenes hoy en día. “Es una vergüenza, realmente. Hasta hace poco tiempo en Granada éramos más conocidos por el botellón que por la Alhambra”. “Hasta dónde hemos llegado, porque me gustaría saber cuántos comas etílicos se producen cada fin de semana en este país. Los menores no tienen que beber alcohol”.
La droga es otro de los grandes problemas para los jóvenes. “Ahora se ha puesto de moda hacerse porros, queda como muy intelectual”, subrayó al tiempo que también hizo énfasis en el juego, otra de las adicciones que invade hoy a los jóvenes.
“Tenemos una droga que nos está volviendo locos, y que son los móviles. Cualquier menor o mayor que lo primero que hace cuando se levanta por la mañana es mirar el móvil para ver si tiene un WhatsApp, tiene un problema”, dijo Calatayud. “El móvil es un instrumento muy peligroso para cometer hechos delictivos”, subrayó, tras lo que se encargó de señalar que también es el blanco perfecto para convertirse en “víctima de delitos”.
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