El reparto de variedades históricas de uva de mesa de Almería que organiza desde hace una década el Grupo Ecologista Mediterráneo, el Museo Provincial de la Uva del Barco y el Ayuntamiento de Terque ha cumplido diez años con un éxito arrollador. Ayer se celebraba en la localidad de Terque el reparto de este año que ha contado con una excelente acogida por parte de los almerienses.
Se ponían a disposición de los interesados en colaborar con esta iniciativa cuyo objetivo primordial es asegurar que las uvas almerienses no desaparecerán, cerca de 900 pies de parra injertados de 17 variedades diferentes. La mayoría de esas plantas habían sido reservadas previamente a través del correo electrónico o del teléfono, y los cientos restantes que se pusieron a la venta a partir de las once de la mañana se agotaron en poco más de una hora.
Alta demanda
Era la respuesta al llamamiento realizado desde el grupo ecologista y el Museo para solicitar la colaboración ciudadana en esa labor de evitar que variedades de una que han sido el sustento de miles de familias almerienses durante siglos puedan extinguirse. De hecho, algunas de las parras que ayer se repartieron, tras ser recuperadas por el GEM, estaban en serio riesgo de desaparición.
Antonio Rubio, responsable de la campaña Biodiversidad Domesticada del grupo, considera que la respuesta de los almerienses ha sido digna de elogio, y la recogida de esas parras para ser plantadas en diferentes enclaves de la provincia es “la mejor arma para evitar que nuestras uvas, las que todos tenemos en la memoria porque hemos crecido con ellas, desaparezcan de nuestros campos y nuestras casas”.
Interés
Pero no han sido solo los almerienses los que han respondido al llamamiento, se reciben peticiones de parras puramente almerienses desde otros muchos puntos de la geografía nacional e incluso del extranjero. Cataluña, Baleares o Castilla son algunas de las zonas desde las que se han pedido plantas de uvas autóctonas.
Incluso desde el extranjero llegan peticiones para contar con este tipo de uvas históricas, uvas con el sabor de toda la vida y con hueso, que a pesar de ello son muy apreciadas por los que gustan de este fruto que tantas épocas de gloria económica y comercial ha dado a la provincia de Almería. Ayer mismo una familia belga se acercaba por Terque para hacerse con algunas parras con DNI almeriense.
La campaña
El reparto de parras es una actividad que da visibilidad a una campaña de defensa de los productos hortofrutícolas autóctonos que desarrolla el Grupo Ecologista desde hace cerca de 15 años, un periodo en el que se han conseguido recopilar, plantar y reproducir cerca de 70 variedades diferentes de uva de mesa recogidas en diferentes documentos históricos como producto propio de la provincia.
Los ecologistas sólo lamentan que hasta el momento no se haya recibido un apoyo firme por parte de otras instituciones, con la excepción de Cajamar Caja Rural, que ha colaborado en el mantenimiento del parral, y, sobre todo, de las administraciones públicas, “que han hecho oídos sordos a una actividad que busca mantener la biodiversidad almeriense y la riqueza en variedades y productos perfectamente adaptados a las características geológicas, climáticas o hídricas del territorio provincial”, explican los responsables del GEM, que piden una mayor implicación de todos para hacer posible que esa riqueza, que cobra cada vez mayor interés dado el incremento en la demanda de productos naturales, sostenibles y adaptados al medio, no se llegue a perder definitivamente.
Afluencia
El centro de Terque se convertía ayer en un hervidero de personas, llegadas desde todos los puntos de la provincia, en unos casos para recoger las parras que previamente habían reservado, en otros en busca de hacerse con algunas de las 17 variedades que este año se han puesto a disposición de los interesados. Esa alta demanda hizo que en apenas una hora, se agotaran las plantas disponibles. La afluencia de gente llenó las calles del pueblo de personas que aprovecharon un día frío, pero un ambiente agradable gracias a la presencia del sol invernal, para visitar alguno de los museos de los que dispone Terque, desde el dedicado a la Uva del Barco hasta los etnográficos, o el parral en el que se conservan la mayor parte de esas variedades, convertido en un auténtico banco genético. El reparto de las variedades históricas de uvas de mesa se ha convertido en un aliciente para visitar el pueblo ubicado en el Valle del Andarax.
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