El grupo parlamentario de Unidos Podemos trasladará al Congreso de los Diputados la necesidad de que se construya, a la mayor urgencia posible, un túnel que desagüe el sobrante de agua de la Balsa del Sapo, ya que las imprevisibles subidas del nivel freático de la laguna ponen en jaque no solo a cerca de 140 hectáreas de invernaderos de la zona, sino también a decenas de viviendas de Las Norias. La reclamación que hará esta formación política se vehiculará, probablemente, a través de una enmienda a los Presupuestos Generales del Estado, porque preocupa que el PP no incluya en los PGE ninguna partida para esta obra en 2017.
El problema que se da en la Balsa del Sapo tiene una doble dimensión: por un lado, está la gestión de los acuíferos; por otro, el proyecto de defensa de la población ante una potencial avenida. Y cada una de ellas está gestionada por una administración distinta, la Junta de Andalucía en el primer caso y el Gobierno central en el segundo, de ahí el lío y la falta de acuerdo institucional.
Es decir, que el aumento del nivel freático en la Balsa -dos lagunas situadas en la zona central del antiguo Campo de Dalías, muy próximas a Las Norias de Daza y separadas entre sí por una estrecha franja de tierra- le toca resolverlo a la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, que desde el año 2005 tiene transferidas las competencias en la gestión de la cuenca hidrográfica, mientras que la construcción del emisario le corresponde a la Dirección de Aguas del Ministerio de Agricultura, encargada de la ejecución de las infraestructuras hidráulicas.
Desde 1990
El asunto del que se ha hecho eco Unidos Podemos y también otros grupos políticos -las reclamaciones de la Asociación Cañada Las Norias han encontrado el apoyo de todos los partidos, desde el PP al PSOE pasando por Ciudadanos y UPyD- no es nuevo, sino todo lo contrario.
Hace veintisiete años, con la aprobación del Plan de Defensa Integral frente a las Avenidas del Campo de Dalías (que data de 1990) ya se vio la necesidad de dar solución a un problema acuciante. El proyecto incluía la realización de graveras en la rambla de Carcaúz y dos túneles, uno en la Balsa del Sapo y otro en Roquetas para desaguar la rambla de Carcaúz, aunque situaba el primero de ellos como el más urgente.
En la actualidad, el plan sigue pendiente de la declaración de impacto ambiental del Ministerio de Agricultura, que continúa todavía dándole vueltas al asunto. “Estamos en un limbo que no se sabe qué puede pasar”, señala el portavoz de la Asociación Cañada Las Norias, Juan Bartolomé Escobar.
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