El responsable de Comunicación del Obispado, Ramón Bogas, reconoció ayer, en conversación con este periódico, que el “malestar” entre los feligreses del párroco Miguel Teruel existe “desde hace tiempo”, aunque señaló que por ahora a la Diócesis de Almería no han llegado las firmas que, presumiblemente, se están recogiendo por parte de los vecinos para pedir su relevo. Bogas, que admitió que el “descontento” hacia Teruel empezó a fraguarse al poco de llegar éste a la parroquia de Laujar -desde donde atiende también a los pueblos de Fuente Victoria, Paterna, Bayárcal, Benecid, Alcolea y Fondón-, defendió su labor pastoral y también la autoridad del sacerdote para tomar decisiones, entre otras cosas, en materia económica.
“Es la máxima autoridad y quien decide dónde va el dinero de una colecta o de una cuestación. Nos gustaría que el clima fuera mucho mejor y nos duele el enfrentamiento con los vecinos, pero creemos que ya está en vías de arreglarse”, aseguró el portavoz del Obispado. Bogas se refiere a las quejas de los vecinos de Fuente Victoria, que criticaron que el párroco les exigiera el total de una colecta que se hizo para reparar el campanillo de la ermita de la Reina de los Ángeles, algo más de 1.500 euros.
Templo cerrado
Teruel, molesto por las reticencias de los feligreses a entregarle el dinero, cerró las puertas del templo y puso un cartel en el que podía leerse: “Se interrumpen todas las celebraciones litúrgicas en esta iglesia hasta que no se ingrese la colecta correspondiente a las salves del pasado mes de agosto. Gracias. Don Miguel”.
En este pequeño pueblo de la Alpujarra almeriense se defiende que la Hermandad Reina de los Ángeles siempre destina parte de todo lo que recauda a colaborar con la Iglesia y que al párroco se le entregaron 500 euros para ayudar al mantenimiento de la parroquia.
A Teruel, la cantidad le pareció poca y exigió todo el montante que habían obtenido los feligreses. Ante las quejas de los vecinos, el párroco decidió echar el cerrojo a la capilla y hasta hoy.
“Según el Derecho Canónico, el párroco es quien tiene la autoridad para ello. La gente no puede decidir cuánto de lo recaudado es para flores y cuánto para la iglesia porque quien decide dónde va el dinero y dónde se invierte, es él”, insisten desde el Obispado. Fuentes consultadas por este periódico señalan que los problemas con el cura no se limitan solo a cuestiones económicas, sino que atribuyen al carácter “peculiar” de Miguel Teruel las polémicas que mantiene con una amplia mayoría de feligreses de los siete pueblos que atiende.
“Hace cosas surrealistas. Echó a una banda de música de la iglesia porque le molestaba, no quiere presidir las procesiones, ha habido problemas con él en las fiestas de los quintos, en las de san Vicente, en comuniones… son muchas cosas y el malestar es generalizado”, cuentan algunos vecinos. La última de las decisiones del párroco, denuncian, ha sido amenazar a los padres de las niñas y niños que tienen que hacer la comunión la próxima primavera con suspender la celebración del sacramento si no se frena la recogida de firmas en su contra.
El párroco desmiente todos los rumores
Desde el Obispado se explica que a la institución eclesiástica no ha llegado ninguna queja formal sobre el comportamiento de Teruel, aunque sí les ha llegado el “descontento” a través de canales “informales”. Hace ya un año, los alcaldes de los pueblos en los que Teruel da misa se reunieron con Adolfo González Montes para ver qué hacer. “Nos hemos adentrado en el ámbito de los rumores porque lo hablas con él y lo desmiente. Si hubiera alguna medida punible se intervendría inmediatamente, pero sobre los estados de ánimo no podemos hacer mucho más”, admite Ramón Bogas, que señala que el problema está en vía de solución. “Hemos hablado con él para que se avenga a razones”. El Obispado no se pronuncia sobre si, finalmente, cambiará a Miguel Teruel de parroquia: “Es un futurible y sobre eso no opinamos”.
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