Mañana- como cada año tras hacer la digestión- los cencerros de Overa volverán de nuevo a concentrarse para vestirse en la cochera de Inés de Tobalo y darán rienda suelta un año más a uno de los carnavales más singulares de la provincia.
Los antiguos almanzoríes recuerdan aún cuando peloteros de Zurgena y Palacés cruzaban el río y se reunían con los de Overa, saludándose con una exhibición de cencerros como síntoma de hombría. Se entonaban en las tabernas y después recorrían cortijos en busca de muchachas que descorrían el cerrojo de las casas.
De eso pasaron ya muchos años, sus protagonistas fueron muriendo y esa tradición de carnaval, hundida en la noche de los tiempos, se fue apagando.
Overa Viva, un diligente grupo cultural huercalense bruñido al son de la apología por las cosas antiguas de esa comarca almanzorí, se ha empeñado en rescatar costumbres que datan de la Reconquista en esa tierra fronteriza, a la que llegaron familias procedentes del Norte con sus tradiciones trashumantes.
Este fin de semana, las calles de esta pedanía revivirán emociones con estas fiestas de carnestolendas que han sido incluidas en el Atlas de Patrimonio Inmaterial de Andalucía, con semejanzas con tradiciones cántabras y castellanas.
Una de las singularidades del carnaval de Overa, que a partir del domingo hará acto de presencia en sus calles, son las Máscaras de Camisa o Peloteros que destacan por los enormes cencerros que cuelgan de la cintura de los hombres con una camisa blanca de tirantes y unas albarcas en los pies. Los peloteros asustan con su cuerpo ennegrecido con el hollín de las sartenes en un cuerpo mitad hombre, mitad animal que emite sonidos guturales.
El ceremonial de los peloteros de Overa comienza con la comida de hermandad en la que engullen cordero y beben vino entre risas. Después se ponen los cencerros y se tiznan unos a otros con aspecto feroz. Abren la marcha con el ruido terrorífico de los cencerros buscando hembras como en las fiestas Lupercales de la Antigua Roma. El objetivo de las máscaras es abrazar y aupar entre risas a las mujeres doblando los brazos y moviendo las caderas.
Conserva Overa en exclusiva una tradición única en la provincia: las mascaricas de curucurú, que se basa en una parodia burlesca inspirada en la vida cotidiana. Las Mascaricas van disfrazadas con ropajes de deshecho y la cara cubierta. Las comparsas tienen su precedente en Overa en el siglo XIX con comparsas formadas por vecinos ataviados con sus mejores galas, muchos montados sobre burras y otras vestidas de refajonas.
Aspecto semianimal Otras de las peculiaridades recuperadas es la tradición de los osos en los que hombres se viste con aspecto semianimal enrollado con cuerdas. Cada grupo de osos está formado por el osero, el hombre más fuerte y rústico que sujeta con dos gruesas cuerdas a dos enormes osos revestidos con zaleas o pieles de oveja o carnero con lana también en las orejas. En los últimos años, las comparsas han tenido una gran difusión con detalles propios y desfilan el sábado bailando coreografías.
Esta manifestación del carnaval, que en España nace en el siglo XVIII, en Overa tiene sus precedentes a principios del siglo XX, con hombres montados sobre burras y mujeres vestidas de refajonas.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/3/provincia/124459/overa-saca-a-la-calle-un-carnaval-unico