Hace casi cuatro décadas que Luisa Morales Piñero comenzó a escribir. La poesía fue su medicina ante las dificultades que le presentaba la vida. “Empecé a escribir por aburrimiento y por pena”, cuenta la octogenaria turrera que acaba de publicar su primer libro, ‘Soñando con Sierra Cabrera’, un poemario.
Con poco más de cuarenta años quedó viuda y tuvo que hacerse cargo del negocio familiar: una zapatería que hoy en día sigue funcionando. Fue entonces, ante la falta de su marido, cuando Luisa comenzó a escribir romances durante las noches de soledad.
“No podía dormir, así que me sentaba en la cama con un bolígrafo y una libreta y me ponía a escribir”, relata la autora. Sin embargo, antes de eso nunca había escrito nada, “excepto los pedidos de la zapatería”, bromea esta poetisa turrera.
‘Soñando en Sierra Cabrera’ reúne 200 poemas, escritos a lo largo de treinta y siete años, organizados en catorce capítulos.
Hay poemas sobre su infancia en la sierra turrera; otros dedicados a sus padres, hijos y nietos; a sus maestros de la escuela de adultos o, simplemente, a la vida.
“Siempre que hay algún evento, una boda, un cumpleaños o lo que sea, regalo un poema”, cuenta Luisa Morales. Por ello, para la alcaldesa de Turre, María Isabel López, “este libro es un regalo que Luisa nos ha hecho a todo el pueblo”.
Infancia
El título del libro deja muy claro el amor que Luisa Morales le profesa a su lugar de nacimiento: Sierra Cabrera. Allí nació en 1936, y se crió entre Mófar y la Cuesta del Escribano, lejos del pueblo. “Me tira mucho la sierra”, reconoce.
Sin embargo, su infancia no fue la más feliz. “Perdí a mi madre cuando era una niña, en los tiempos duros de la posguerra”, cuenta. Su padre era albañil, por lo que a menudo estaba fuera de casa, así que fue criada por dos de sus hermanos, en un cortijo solitario. “Tuve una niñez muy triste, sobre todo por la ausencia de mi madre”, recuerda la escritora.
Nunca pasó hambre, según cuenta, pues la tierra les ofrecía todo lo que necesitaban para subsistir: trigo, frutas u hortalizas. Pero sufrió la falta de muchas cosas. Por ejemplo, jamás pisó la escuela. “En la sierra no teníamos colegio. Hasta que no me jubilé no he estado en la escuela”. Por ello, fue su padre quien le enseñó “lo poquito que sabría” de leer y escribir.
Los romances
Que el arte es algo innato queda patente en Luisa Morales. Sin apenas formación, sin afición por la lectura, y en los pocos ratos libres que le quedaban tras ir de mercado en mercado vendiendo zapatos y atender la zapatería en el pueblo, esta turrera ha ido escribiendo poema tras poema durante varias décadas.
“En mi familia siempre nos han gustado los trovos. Mis hermanos también han escrito muchos poemas”, explica la autora.
Su única influencia literaria es un pequeño libro que tenía en casa cuando era pequeña: ‘Romancero del Almanzora’, de Álvarez de Sotomayor. A día de hoy, todavía es capaz de recitar sus poemas de memoria.
El pasado día 8 de abril, ‘Soñando en Sierra Cabrera’ fue presentado en el centro Guadalinfo de Turre con una gran asistencia de público. Sus vecinos no quisieron perderse el resultado de tantos años de trabajo. Luisa ‘la zapatera’ ahora es Luisa ‘la escritora’.
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