Una mañana de octubre del año pasado una pareja descubrió los huesos de una mujer ocultos en una acequia del Paraje de los Ruiseñores, en la barriada de Pampanico (El Ejido). Los restos cadavéricos estaban cubiertos de plásticos y abandonados en un entorno de invernaderos y escombros. Conservaban la ropa puesta y presentaban la pelvis inconfundible de una mujer, aunque desconocida.
El hallazgo supuso un reto mayúsculo para los agentes de la Policía Científica y el Grupo de Homicidios de la Policía Nacional. Primero se volcaron en la identificación de la víctima, una joven de origen marroquí desaparecida en febrero de 2011, y luego en la captura del presunto agresor.
Los indicios colocaron el foco sobre A. K. de 47 años de edad, un trabajador del campo ejidense con quien mantenía esporádicamente relaciones la víctima. Y casi medio año de investigación acabaron con su detención como presunto autor del crimen.
Sin embargo, cuatro meses después de su arresto por un presunto delito de homicidio, A. K. está ya en la calle. El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número Cuatro de El Ejido dictó el miércoles un auto de puesta en libertad del acusado. El sospechoso abandonó el centro penitenciario de El Acebuche a última hora y, aunque tiene restringidos sus movimientos, ha quedado en libertad a la espera de la evolución del proceso judicial y del futuro juicio (previsiblemente con jurado popular).
La juez ordenó su liberación (sin oposición del Ministerio Fiscal) tras obtener los informes definitivos del Instituto de Medicina Legal de Almería. La autopsia es incapaz de confirmar con total certeza la causa del fallecimiento y, por tanto, no aporta detalles sobre una posible autoría del crimen.
Daños ‘post mortem’
Como adelantó LA VOZ DE ALMERÍA en el mes de octubre de 2016, los restos óseos de la mujer estaban castigados por el paso del tiempo y no presentaban fracturas compatibles con un golpe en la cabeza o un corte en la zona torácica. Además, los daños reflejados en el informe se habrían producido después de la muerte (post mortem).
Estos elementos han favorecido la puesta en libertad de A. K. este miércoles, a pesar de los indicios aportados por la Policía Nacional en sus diligencias. La víctima desapareció en febrero de 2011. Una amiga denunció su ausencia un día después. Según anunció la Comisaría de Almería en una nota, “se consiguió averiguar que era su pareja sentimental, un ciudadano marroquí que trabajó en los invernaderos de la zona donde aparecieron los restos óseos (...) habría abandonado el país a los pocos días de denunciarse su desaparición tras más de doce años de residencia en España”.
Identificación
Según informó la Comisaría Provincial de Almería, tras el análisis de los restos encontrados se logró averiguar la identidad de la fallecida gracias a que su ADN pudo ser cotejado con el de dos de sus familiares, su madre y su hermana, localizadas en Marruecos. Así se supo, sin dudas, que se trataba de una mujer cuya desaparición había sido denunciada por familiares y amigas en febrero del año 2011.
En aquellas fechas se llevaron a cabo investigaciones para intentar localizar a la joven, todas ellas sin resultado. Tras meses de investigación, la Policía señaló a A. K. de 47 años como presunto autor del crimen. El Juzgado de Instrucción número Tres de El Ejido, de guardia, decretó el ingreso en prisión, aunque las diligencias corresponden al número Cuatro. El sospechoso salió el miércoles.
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