El verano en Lucainena ‘de las flores’

¿Quién ha dicho que el turismo de verano es solo de sol y playa? Seguramente alguien que nunca ha visitado Lucainena de las Torres, uno de los pueblos más bonitos de España y que en la temporada estival ve como su población se multiplica, con la llegada de turistas que quieren disfrutar de un lugar idílico, en Sierra Alhamilla, entre el desierto y la montaña.

Entre sus estrechas calles, perfumadas con miles y miles de flores durante todo el año, el visitante puede perderse del mundanal ruido, relajarse escuchando el canto de los pájaros, protegerse del sol en sus sombras y, por la noche, disfrutar de su brisa fresca, tan envidiable en esta época.

“Durante el día hace calor, como en todas partes, pero por la noche tenemos unas temperaturas muy suaves, entre 22 y 24 grados, lo que es un placer para salir a tomarse algo a nuestros bares o la piscina”, explica el alcalde de Lucainena de las Torres, Juan Herrera.

Lo que más llama la atención de quien visita el pueblo es el exquisito cuidado con el que se mantienen sus calles y fachadas de las casas, así como la delicadeza con el que sus vecinos adornan sus viviendas con flores. Y es que las flores son la seña de identidad del municipio. “Los vecinos se encargan de su cuidado y el Ayuntamiento colabora, sobre todo en las viviendas que no están ocupadas”, explican. Flores “que pintan la estampa del pueblo con colores vivos como si de un lienzo se tratase e infunden en el ambiente un aroma que hace del paseo por sus calles una experiencia inolvidable”, reza la guía de los Pueblos más Bonitos de España.

Vuelta al origen
En agosto, decenas de personas vuelven a Lucainena, la tierra de sus padres o abuelos. “Sobre todo es gente que vive en Cataluña o fuera de España”, señala el regidor lucainense. Oriundos que buscan volver a su origen, al pueblo de sus antepasados, y encontrar la paz y el contacto con la naturaleza.

Uno de los mayores reclamos naturales del pueblo es su vía verde. En total cuenta con 5 kilómetros desde el centro del pueblo hasta el Cortijo Las Tejas. Del pasado minero de la localidad permanece la memoria de  la línea ferroviaria que daba salida al mineral de las minas por Aguamarga. La vía que constaba de una longitud total de 39 km, tenía además con tres estaciones de cruce y repostaje: Pealejos, Camarillas y Palmerosa.

Otros rincones que merecen una visita son la iglesia a la Virgen de Monte Sión, la fortaleza de El Saltador, la torre vigía de El Molinillo, o los hornos de calcinación, una muestra más del pasado minero de la localidad.

El verano lucainense también ofrece una gran cantidad de actividades culturales y de ocio, gracias en parte a los programas de la Diputación Provincial. Cine al aire libre, conciertos y pasacalles en los rincones más bellos del municipio animan las tardes y noches estivales.

Para quien quiera disfrutar unos días de los encantos de este bello municipio almeriense, Lucainena de las Torres cuenta con varios alojamientos rurales. Además, uno de ellos es granja escuela, en la que los niños pueden conocer los animales y estar en contacto con ellos.

Desde Lucainena se está a un paso de lugares tan fascinantes como el Desierto de Tabernas, escenario de cientos de películas, o los karst de yesos de Sorbas.

La piscina se convierte en lugar de encuentro
En verano, el principal lugar de reunión de los vecinos de Lucainena es su piscina municipal. Un recinto con todas las comodidades, zonas de césped artificial, arbolado y sombras, y bar para tomar algo y refrescarse. Además, su bajo precio hace que sea elegida no solo por los veraneantes del municipio, sino también de otros municipios cercanos.

“Abrimos a principio de junio y la mantenemos abierta hasta mediados de septiembre”, explica el alcalde del municipio.  El regidor destaca que en esta instalación se dan cita familias enteras, reuniendo a muchas personas, sobre todo los fines de semana. Es un lugar perfecto para darse un baño, dorarse al sol y disfrutar de las vistas del municipio, con la iglesia presidiendo, y con Sierra Alhamilla al fondo, configurando una foto digna de postal.