El águila perdicera o de Bonelli es una de las rapaces más hermosas de Europa y el águila mediterránea por antonomasia. “No es muy grande, pero espectacular cazadora, ágil y de una fiereza sin parangón”, según la describe el naturalista César Javier Palacios en su blog ‘La crónica Verde’. Pero esta hermosa ave de presa se encuentra en peligro de extinción, por lo que la Unión Europea ha convertido en prioritaria su conservación, a través del proyecto LIFE Bonelli.
De hecho, en lo que va de año veinte pollos de águila perdicera han sido reintroducidos gracias a este proyecto subvencionado y avalado por la Unión Europea que está ayudando a que se recupere la población española de esta especie, una de las rapaces más amenazadas de Europa, en territorios que históricamente ocupó. El águila de Bonelli aparece clasificada como ‘Vulnerable’ en el Catálogo Español de Especies Amenazadas.
En total, esta iniciativa ha reintroducido casi un centenar de águilas para recuperar poblaciones precarias o extintas de la especie en territorios de la península que históricamente ocupó.
Según los últimos datos difundidos por la Fundación Grefa, la especie ha sido introducida con éxito en varias provincias españolas donde había desaparecido y varias de estas aves procedían de los ejemplares que viven en Almería. “Nuestra provincia, con 74 parejas, según el último censo realizado en 2012, es uno de los principales baluartes para esta rapaz en el continente europeo”, explica la Asociación Serbal Almería.
Un millar de parejas
Lo cierto es que la población española de águila de Bonelli, la más importante de Europa, es inferior al millar de parejas y según el Libro Rojo de las Aves de España, la especie ha sufrido una drástica disminución en la mitad norte de la península Ibérica y sus antaño densas poblaciones levantinas y catalanas también han tenido descensos muy bruscos, de manera que los únicos núcleos estables se sitúan en zonas de Andalucía, sobre todo en la zona oriental, y Extremadura.
El águila perdicera, Bonelli o azor, es un ave rapaz diurna de unos 70 centímetros de longitud y con un peso de entre 1,6 y 2,2 kilos. Cría en paredes rocosas y caza conejos, palomas, perdices y lagartos. De aspecto fuerte, su gran agilidad en el vuelo le permite capturar otras aves de tamaño medio.
La amenaza de los tendidos eléctricos
El proyecto LIFE Bonelli ha servido también para activar la alarma sobre lo que es la principal amenaza para esta rapaz: la electrocución en tendidos eléctricos. Además, el seguimiento por GPS de los ejemplares liberados confirma la grave amenaza para las aves que suponen algunos tendidos eléctricos, al poder demostrar la muerte por electrocución de ejemplares que se habían soltado dentro del plan de recuperación.
Las gestiones de las entidades socias del LIFE Bonelli ante compañías eléctricas y administraciones públicas han hecho posible la corrección de un buen número de tendidos peligrosos para la especie.
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