Alucinados. Así se han quedado los miembros de Equinac tras ver como la tortuga ‘Kika’ volvía a aparecer en la costa apenas unas horas después de ser reintroducida en alta mar. Y es que es la segunda vez que se intenta liberar a esta tortuga boba sin éxito. ¿Será que a ‘Kika’ no le gusta el mar?
Evidentemente, a esta Caretta caretta sí le gusta el mar, pues ha nacido en libertad y no fue hasta abril del pasado año cuando fue rescatada por la red de varamientos de Equinac (la asociación autorizada para las tareas de rescate, recuperación y reintroducción de fauna marina en la provincia de Almería).
“Es un caso muy extraño, pues ninguna tortuga crea un vínculo de unión con el ser humano como el de Kika”, explica Eva Morón, coordinadora de la asociación. Y es que, esta tortuga, no le tiene miedo al hombre. “Cuando la liberamos en el mar giró la cabeza, se volvió y fue junto a uno de nuestros compañeros”, relata la experta.
Hasta ahora no se conocía ningún caso similar de una tortuga que volviera, buscando el contacto humano, tras ser reintroducida en el mar. Pero ‘Kika’ ya lo ha hecho en dos ocasiones. La primera de ellas fue en el mes de julio, cuando fue liberada 15 millas mar adentro, en el Seco de los Olivos, un espacio marino altamente protegido, con corrientes marinas para ayudarla a poner rumbo a aguas ricas en alimentación. No obstante, dos días después la tortuga volvió a aparecer en Almerimar. “Nunca nos había pasado nada así en 15 años”, aseguraban desde Equinac entonces. Ahora, tras suceder por segunda vez, esta vez en la costa de Níjar, su sorpresa es aún mayor.
Buena salud
La extraña conducta de esta tortuga no es justificable por algún problema de salud, ni de motricidad. “Todas las pruebas y analíticas han dado resultados positivos”, informan desde Equinac. No obstante, se están planteando realizar algunas pruebas más complejas, para comprobar que no tenga problemas en su sistema nervioso o de orientación.
Para intentar encontrar soluciones, y que en un tercer intento de liberación ‘Kika’ no regrese de nuevo a la costa, se ha pensado cambiar la alimentación de la tortuga. “Normalmente les damos pescado, que es lo más económico, pero en este caso vamos a probar con erizos, alguna medusa y demás, para habituarla a lo que encontrará después en el mar”, explican.
Ahora, la tortuga ‘Kika’ ya nada felizmente, de nuevo, en el centro de recuperación que Equinac tiene en Almerimar. Ahí estará bien cuidada y en contacto con el ser humano, al menos, hasta el próximo verano, hasta volver al mar.
“Una tortuga no es una mascota”
A pesar del estrecho (y extraño) vínculo que ha creado ‘Kika’ con sus cuidadores, desde Equinac solo se plantean volver a intentar reintroducirla en el mar. “Una tortuga boba no es una mascota, su lugar es el mar, no una piscina”, explica Eva Morón. No obstante, no hay prisa. Esperarán lo que sea necesario hasta asegurarse de que el reptil supera los problemas que le hacen ser dependiente del hombre y de que pueda valerse por sí misma en el mar. “Ha habido tortugas que han pasado hasta 10 años en un centro”, admiten.
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