Se llama cochinilla del pino resinero y es la causa última y principal de la muerte de miles de árboles de las sierras de Baza (Granada) y ahora de la de los Filabres. Esta plaga de insectos perforadores fue detectada el pasado verano en la masa forestal del Parque Natural Sierra de Baza y, en pocos meses, acabó con unos 100.000 árboles. Ahora, esta temible plaga está atacando a los pinos de los Filabres, donde ya se han visto afectadas unas 400 hectáreas de monte, según los datos facilitados por el delegado de Medio Ambiente, Antonio Martínez, a la Cadena SER.
Eso sí, según afirma, el que la plaga esté presente en esa superficie, “no implica que todos los ejemplares de pinos estén muertos”.
La cuestión que ahora se plantea es cómo se está afrontando esta situación, algo que, de momento, se está haciendo de forma muy diferente en Baza y en Filabres. Mientras que en el primer caso, la Junta ha puesto en marcha el llamado ‘plan Baza’, dotado con tres millones de euros para intentar controlar el avance de la plaga, en Almería se ha decidido esperar a ver “la respuesta natural de la vegetación y esperar la llegada de periodos más lluviosos para ver la evolución”, explica Martínez.
Trabajos aplicables en Almería
En cualquier caso, el delegado asegura que “la mayoría de los trabajos y estudios del plan Baza son aplicables a Almería”. Así, en su opinión, el estudio y diseño de las parcelas en las que se dejará distinta densidad de árboles para ver cuál es la idónea, el vallado para ver si la presión de los herbívoros es significativa a la hora de la regeneración o los estudios para conocer mejor el ciclo biológico del insecto servirán para actuar en la sierra de los Filabres.
De momento, desde Medio Ambiente lo que se está haciendo es “eliminar los árboles afectados”, asegura Antonio Martínez, quien también reconoce que, si la situación se agrava, habrá que pensar en un plan más ambicioso.
Causa de fondo
Aunque la cochinilla del pino resinero es la que termina matando a los pinos, los estudios de Medio Ambiente han determinado que lo que ocurre a la masa forestal de Baza y los Filabres se corresponde con un proceso conocido como decaimiento forestal, propiciado por el cambio climático. A la falta de lluvias y el aumento de las temperaturas hay que sumar, sobre todo, la ausencia de heladas en los meses de frío. Ese es el mejor insecticida, sostienen los expertos, que confían en que la climatología invernal ayude a detener la plaga.
La triste experiencia de Baza
La experiencia de Baza debería de servir como ejemplo. Según el relato de la asociación Proyecto Sierra de Baza, “los árboles morían con gran rapidez, primero comenzaban a perder intensidad en su verdor las acículas, luego comenzaba a adquirir tonalidades amarillentas y finalmente aparecían completamente secos”. Todo este proceso se producía en muy pocos días, un par de semanas o poco más.
Tal fue así, que, si en septiembre de 2016 se hablaba de unos 25.000 pinos muertos, en octubre la cifra se había duplicado, llegando hasta los 50.000, y a finales de noviembre habían muerto 100.000.
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