“Camino, no necesito silla de ruedas. Mi nivel cognitivo es normal. O sea, a simple vista, en términos generales, nadie podría saber que yo soy una persona con discapacidad y sí: tengo discapacidad auditiva. Verás, mírame, es una de las discapacidades ocultas entre las que también incluimos a las personas con discapacidad verbal, esas que vosotros llamáis mudos y no te cuento si la persona es sordomuda, la que ha perdido o no ha desarrollado la capacidad auditiva y vocal al mismo tiempo. Mírame, si no difícilmente nos vamos a entender. Te digo: hay personas mudas sin ser sordas, sordas sin ser mudas, incluso hay personas sordomudas y ciegas. Ya ves, pasa que para casi todo el mundo nosotros somos personas discapacitadas invisibles”. Francisco no para, habla con las manos, es decir, con signos que yo no entiendo. Afortunadamente, la veratense Paqui Navarro García, intérprete de Lengua de Signos, me socorre de modo que pueda entenderme con Francisco.
Así pues, esta página va surtida de palabras y repleta de silencios; de signos ortográficos y de signos no verbales; de leer en voz alta y leer los labios. Esta página va de las personas que se hablan de frente con un idioma que no separa, al contrario, conecta a miles y miles de personas entre sí mediante la Lengua de Signos, una lengua oficial como el español, el inglés.
Paqui, Paqui Navarro, viste de riguroso negro con el fin de que nada distraiga los ágiles movimientos de sus manos. En un descanso, las manos de Francisco también lo necesitan, Paqui recuerda los temores de cuando comenzó a interpretar, temía que no la entendieran, de que un signo no hubiera salido como debe, de que por un mínimo fallo equivocara sus frases. Pese a los dolores del parto (disculpa Chiquito, es que tú, con tus signos decías mucho), a los duros comienzos, a Paqui le resulta gratificante poder comunicarse y ser el vínculo de tantas y tantas personas discapacitadas con su entorno.
Francisco le pide a Paqui que le cuente nuestra conversación. Comienza un cruce de signos, las manos tienen voz, están vivas. Francisco sonríe cada tanto y le dice a Paqui que me diga que Paqui es una estupenda intérprete. Y Paqui se sonroja, va, le quita importancia. Ahora soy yo quien le pregunta a Paqui Navarro cómo se le hace saber a una persona con discapacidad auditiva que quieres hablar con ella si no te mira. Qué tontada, sí. Pues establecer contacto visual, o enciendes y apagas la luz, hay muchas técnicas para llamar la atención. Lo dicho, una bobada por mi parte.
Los padres de Francisco se dieron cuenta de que el niño respondía a los estímulos cuando estaban de frente, mientras a las palmas, al cuchi-cuchi, ni caso si estaba de lado o de espalda. Con el diagnóstico en la mano: discapacidad auditiva total, estudiaron la Lengua de Signos. Lo aprendieron con Paqui. Y Paqui, una caridad, ¿cómo se entiende un grupo de personas sordomudas: ¿se piden la vez, se quitan la palabra, o sea, la mano? No, se entienden perfectamente, no se solapan y, claro está, todos de frente. Bien, ¿y si están en una sala, es todo silencio? ¡Que va!, hay mucho ruido. Ten en cuenta que nosotros sí oímos, por ejemplo, el ruido de las sillas cuando las mueven, no hay silencio absoluto.
Francisco, disculpa hombre, le insiste a Paqui para que le cuente. Y las manos de Paqui dialogan con las de Francisco. Francisco me mira sonriente, le doy las gracias, ¡ondiá, si me ha entendido! Claro, me explica Paqui, es que sabe leer los labios. Mira, te contaría y no acabaríamos nunca: hay personas sordociegas a las que se le habla con la Lengua de Signos apoyada, es decir, mientras estás signando les coges las manos.
Ahora, hoy en día, con los móviles, con las tabletas, con la tecnología, algo más se ha facilitado la vida a las personas con discapacidad, aún así es un mundo complejo, incomprendido, traumático. Paqui, dile a Francisco que muchas gracias de mi parte y que, por cierto, si no me equivoco ¿no es San Francisco el Patrón de los Sordos?
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