Bédar

La mezquita de Serena lleva ya ocho años a la venta por 85.000 euros

La Junta la declaró BIC en 2012 pero nadie compra este edificio del S.XVI ya muy deteriorado

Los restos de la antigua mezquita requieren una urgente rehabilitación.
Los restos de la antigua mezquita requieren una urgente rehabilitación.
Manuel León
20:09 • 23 dic. 2017

Aunque sea difícil de creer, la pedanía bedarense de Serena alberga los restos de una antigua mezquita nazarí, con más de seis siglos de antigüedad, que está a la venta por 85.000 euros desde hace ocho años. Lo sorprendente es que la edificación, que se reconstruyó como iglesia cristiana tras la expulsión de los moriscos en el siglo XVI, fue declarada Bien de Interés Cultural (BIC) por la Consejería de Cultural en 2012, aunque presenta cada vez más un aspecto ruinoso.
Los propietarios la anuncian en la web como la única mezquita de España en venta y le otorgan una extensión de parcela de 286 metros y 207 de superficie construida.




El alcalde de Bédar, Angel Collado, expone que “el edificio sigue en las mismas condiciones que hace años” y que su coste “es inasumible para un municipio pequeño como el nuestro, a pesar de que podría convertirse en un bonito centro de interpretación cultural”. 




Intento de compra
El edificio es propiedad privadas desde hace varios siglos y lleva décadas inventariado en el catálogo del Patrimonio Histórico Andaluz. En 2010, el ayuntamiento pidió precio a los propietarios, cuando se cotizaba a un precio superior de 150.000 euros. Se realizó una oferta de permuta a cambio de suelo urbano en el municipio, pero no se alcanzó un acuerdo entre las partes.




Los propietarios presentaron un proyecto para construir varias viviendas sobre estas históricas ruinas, pero la Consejería de Cultura emitió informe negativo por su grado de protección. Solo es posible rehabilitar el inmueble con unas determinadas condiciones y respetando algunos de sus elementos arquitectónicos.




Mientras tanto, y a la búsqueda de un comprador que no llega, la antigua mezquita se desmorona cada vez más  en medio de ese paisaje agreste de antiguos hitos mineros, en las últimas estribaciones de la Sierra de Los Filabres.
Parte de la techumbre original se ha derrumbado y el resto de la estructura sufre los reveses del paso del tiempo sin ninguna actuación que palie los daños. Hubo un intento de frenar su deterioro  con una actuación discutible a base de cemento, que no llegó a más. También desaparecieron los restos de los aperos de la almazara de la familia Liniñana que la explotó por un tiempo, aunque se conserva el arco de medio punto.




Senderistas
El edificio, a cinco minuto de Bédar y veinte de Mojácar en coche, suele ser visitado los fines de semana por senderistas que hacen la ruta minera de Bédar, junto a una antigua fuente de agua cristalina que aún se conserva en este anejo bedarense poblado por escasos vecinos.




La mezquita musulmana, que aparece en el Libro de Apeo y Repartimiento de 1575, se convirtió posteriormente en ermita cristiana hasta que, tras varios siglos de culto, la Diócesis de Almería vendió el inmueble y se convirtió en una almazara. La construcción en mampostería y ladrillo le proporciona un aspecto de solidez a este edificio compuesto de una sola nave. En su interior, hasta hace poco se conservaban los atroces, la prensa y los recipientes aceiteros. 




Después de cerrar como almazara pasó a manos de un inversor británico apellidado Benz quien la vendió a José Manuel Castaño y Dona González, actuales propietarios.


Un anejo despoblado con mucha historia
Con apenas 40 habitantes, en Serena no hay ni médico ni colegio. Sus contados moradores son jubilados que viven de las rentas amasadas tras la dura emigración en Francia o Alemania. La principal actividad es el cultivo de olivos y almendros. Los pagos con regadío son La Coca, Alfaz, Vitbina y Pocil y en la época morisca había moreras que daban hasta 19 onzas de seda. Los pagos de secano son, entre otros, Aljorca, Aljante, Macilarón, Batriche o Aljanadí.


En décadas pasadas había en producción hasta quinientas fanegas cubiertas de olivos, almendros y campos de cereal, llamados tierras de sembradura, donde crecía el centeno y la cebada.



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