Un hilo invisible conecta los dos extremos del país. Galicia y Almería. Cocaína y hachís. El mercado americano y el mercado africano. La historia de décadas de operaciones judiciales contra el tráfico de drogas a gran escala.Las organizaciones criminales han explotado caladeros distintos, pero reproducen lugares comunes de marginalidad, violencia y prisión. Y, en un puñado de ocasiones, han cruzado sus caminos en gestos de colaboración con fines compartidos.
La hemeroteca describe operaciones policiales contra bandas colaboradoras (20.000 kilos de hachís en el barcos Eiskos en noviembre de 2014, por ejemplo) y detalla la participación de marineros gallegos en grandes alijos en planeadoras (reclutados para patronear las lanchas).
La Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional relata un nuevo caso en un juicio contra dos empresarios de Pontevedra vinculados con el tráfico de cocaína procedente de Bolivia. Esta vez, no buscaban la costa almeriense sino un lugar seguro en el corazón de la Comarca del Mármol.
Según las diligencias, los dos acusados organizaron un transporte de un alijo de cocaína en julio de 2012 oculto en contenedores, la forma más habitual de introducción de droga en Europa. La coca tenía una altísima pureza (casi el 90 por ciento) y estaba escondida entre bloques de piedra para la construcción.
Los narcotraficantes, condenados a 13 y 10 años de prisión por un delito contra la salud pública, crearon una empresa de granitos en Galicia, aunque querían un lugar seguro para la manipulación. Aunque la provincia de Almería es importadora de estos materiales, pensaron que la Comarca del Mármol era un buen lugar para la ‘guardería’.
A finales de mayo de 2012, los traficantes gallegos viajaron hasta la localidad de Macael para explorar el entorno y encontrar una nave industrial que alquilar, propiedad de una sociedad dedicada a trabajos con metales y domiciliada en el polígono industrial de Rubira Sola (Macael). La cocaína estaba incrustada en el interior de un gran bloque de piedra natural y debían acudir a un entorno acostumbrado a la manipulación de estos materiales y con la maquinaria precisa para recuperar la cocaína.
Decomiso
Sin embargo, la colaboración entre autoridades de tres países frustró el plan. En julio de 2012, la Fuerza Especial de Lucha contra el Narcotráfico de Bolivia dio las coordenadas de un alijo en un contenedor inmovilizado en el Puerto de Arica (Chile).
Los agentes chilenos hallaron cuatro piedras de granito de 23.000 kilos y, en su interior, 90 paquetes que contenían clorhidrato de cocaína con un peso de 90 kilos. Aunque pueda parecer un cargamento pequeño en comparación a los alijos de miles de kilos de hachís detectados en Almería, su precio en el mercado clandestino supera los 4,2 millones de euros.
La Policía Nacional intervino en la operación que acabó con la detención de los dos capos gallegos y la reconstrucción de los contactos en Almería y los movimientos en el entorno de Macael (al menos dos viajes a la provincia para preparar el envío del cargamento).
El plan era llegar hasta Almería y extraer la droga de los bloques de granito. No consta el destino final de la cocaína decomisada por la Policía Nacional en la operación de 2012, culminada con las condenas a los dos narcos gallegos acusados.
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