El Grupo de Trabajo de Expertos de las Naciones Unidas (ONU) sobre Afrodescendientes (WGEPAD por sus siglas en inglés) acaba de visitar Almería, como parte de su recorrido por varias ciudades españolas.
El pasado 22 de febrero, se reunió con activistas y vecinos en Roquetas de Mar. Su misión es recopilar información sobre las condiciones de vida que las personas de origen africano experimentan en la provincia.
Una semana
El WGEPAD inició su visita a España en Madrid, el 19 de febrero. Luego viajó hasta Barcelona, desde donde se dirigió hacia Almería y, posteriormente, a Ceuta. El itinerario incluye reuniones con funcionarios del gobierno, instituciones públicas y organizaciones de la sociedad civil.
El recorrido terminará mañana, día 26, con la vuelta del grupo de expertos a la capital, donde expondrá sus primeras conclusiones y recomendaciones.
Será en septiembre de 2018 cuando el grupo presente un informe completo sobre esta visita a España, ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Análisis
El objetivo del viaje es identificar las posibles problemáticas que afectan a este segmento de la población, con el fin de estudiarlas y hallar soluciones.
A su paso por los diferentes países examinados, el cuerpo de investigadores procura detectar, igualmente, las buenas prácticas susceptibles de ser imitadas.
Entre otras cuestiones, el grupo de expertos recaba información sobre cualquier tipo de discriminación que pudiera existir hacia el colectivo. También sobre las medidas de prevención y protección frente a situaciones discriminatorias. Asimismo, trata asuntos como la integración, la inclusión social y las condiciones de trabajo.
Aun es posible enviar testimonios al respecto a la dirección de correo electrónico: [email protected].
Mesa redonda
La Federación de Asociaciones de Inmigrantes Africanos de Almería, presidida por Julio Doao Acosta, organizó el encuentro de Roquetas. Spitou Mendy, integrante de la federación, moderó el debate al que dio fruto.
Mendy comenta que el grupo de expertos de la ONU “se interesó por saber cómo estamos en Almería, en todos los planos, desde el administrativo hasta el empresarial”, con la intención de “dar una visión global de la situación que se vive en la provincia”.
“Se habló de la Ley de Extranjería, que había que criticarla, como siempre, porque no da respuesta a los inmigrantes. Se preocupa más por la seguridad fronteriza a nivel nacional y por el aspecto económico”, afirma Mendy.
Al igual que Acosta, lamenta la precariedad laboral de los africanos residentes en Almería. “Un gran problema es la reagrupación familiar. Para poder conseguirla, es necesario contar con unos medios económicos de los que casi nadie dispone. Piden, por ejemplo, poseer un contrato de trabajo de al menos un año, cuando hoy son los propios españoles quienes sufren la temporalidad y se ven forzados a emigrar a otros países”.
“Por otro lado, el Convenio del Campo no se está cumpliendo. Se negoció hace cosa de un año que los trabajadores de los invernaderos (peones) debían cobrar 46,72 euros por una jornada de 8 horas. La mayoría cobra entre 30 y 36 euros por día. Los hay que ganan aún menos, sobre los 25 euros diarios. Así es imposible llegar al salario mínimo”.
“Lo de las 8 horas también es relativo”, detalla Mendy. “Dependiendo de la temporada, muchas veces se trabaja más de 8 horas, pero ese tiempo extra no se contempla”.
Supervisión escasa
“En Almería faltan inspectores para controlar que no se cometan estos abusos”, refiere Acosta. “Lo que cotizas en un invernadero no te permite salir de él, porque cotizas mucho menos de lo que realmente trabajas. Por eso, vemos a tanta gente que no cuenta con derecho al subsidio por desempleo cuando la echan”, continúa.
“Realmente, somos muchos y estamos muy machacados. Se producen circunstancias como que te controlen en los almacenes las veces que vas al baño”, recalca.
“Incluso, el mismo jueves, después de que se fuera el grupo de la ONU, la policía vino a preguntarnos qué les habíamos dicho. No creo que la libertad de expresión consista en eso”, condena Mendy.
Reflexión
“Siento pintarlo de esta forma, porque llevo mucho tiempo aquí y esta no deja de ser mi Almería. Me he ido dos veces fuera y en ambas ocasiones he acabado volviendo. A mí me gustaría poder hablar de cosas buenas”.
“No he sido de los que sólo van de casa al trabajo y del trabajo a casa”, prosigue Mendy. “En los cerca de 20 años que llevo aquí, he procurado integrarme; aunque supongo que mi pobreza me sigue diferenciando del resto”.
“Debemos cambiar el chip y vernos como vecinos, como personas que se están mirando cara a cara y que tienen mucho que aprender las unas de las otras. Sólo así podremos avanzar. Pero mientras siga habiendo guetos, xenofobia y rechazos nunca conseguiremos crear una sociedad multicultural”, concluye.
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