Ayer el día amanecía tranquilo en Antas, a pesar de confirmarse la noticia que todos los antenses ya conocían desde el pasado miércoles: uno de sus vecinos había sido detenido tras la desaparición del pequeño Gabriel. “Este es un pueblo pequeño y todo el mundo se entera de todo”, cuentan algunas de las pocas personas que caminan por las calles casi desiertas a primera hora de la mañana.
La operación de las Fuerzas de Seguridad no pasó desapercibida para los vecinos, que comentaban lo sucedido. “Un coche normal aparcó en medio de la acera, y una persona le llamó la atención, porque cortaba el paso, pero enseguida llegó otro vehículo y se puso en medio de la calle. Era la secreta”, relatan. Entonces llamaron a la puerta del detenido y de alguno de los vecinos próximos y se identificaron mostrando la placa.
Rutina
En la calle donde vive con sus padres Diego M. F.A. - el único detenido hasta el momento aunque no relacionado de forma directa con la desaparición - ayer no había apenas actividad. Una mujer fregaba la acera, despreocupada, y a lo lejos otras dos dialogaban, mirando de reojo al extraño que hace fotos de todo. Ningún policía, al menos aparentemente. Tampoco hay rastro del vehículo del detenido, “un coche verde muy antiguo”. Algunas fuentes cuentan que “se lo llevó la Guardia Civil cuando lo detuvieron”. Sin embargo, el secreto de la investigación hace que todas las informaciones haya que cogerlas con alfileres. Es difícil distinguir el rumor, el bulo, de los hechos reales.
En una cafetería, un grupo de mujeres tomaba café y unas tostadas, mientras en la televisión aparecían imágenes de la búsqueda en Níjar. Comentan lo sucedido, pero nadie quiere hablar demasiado sobre el tema.
Correr por el pueblo
Diego es muy conocido en el pueblo. Todos afirman que “parece que no está muy bien de la cabeza” pero “nunca se ha metido en problemas de ningún tipo”. Es sabida su afición por correr, “siempre va corriendo por el pueblo, incluso en agosto a pleno sol”. Por ello participa habitualmente en las carreras que organiza la Diputación de Almería. “Hasta en el coche lleva un montón de pegatinas de gente corriendo”, cuentan algunas personas que lo conocen.
Pasadas las doce del mediodía se ve algún coche de la Guardia Civil y de la Policía Local pasar por la calle Blas Infante, la principal arteria de la localidad. De nuevo se desata la rumorología. Hay quien asegura haber visto a varios agentes caminando por el cauce del río Antas, que discurre a escasos 400 metros de la vivienda del detenido, pasada la una de la tarde.
Por el río
Otros afirman que varias personas, sin uniforme identificativo de ningún cuerpo de seguridad, ascendieron desde el río con los zapatos llenos de barro, a la misma hora, pero en otro punto distante por pocas decenas de metros. “Había varias personas con mochilas por el pueblo y han estado mirando por las zonas de cuevas y abrigos de El Garcel”, cuentan otros vecinos.
Antas vive estos días una calma tensa. Las actuaciones que se llevan a cabo, se hacen con sigilo. Poco se puede confirmar y hay mucho espacio para la rumorología. Mientras, en sus calles, casi siempre desiertas, abundan los carteles de ‘Desaparecido’, con la imagen del pequeño Gabriel, anunciando una recompensa de 10.000 euros.
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