El clic de las cámaras de fotos, el sonido del viento, el llanto de una niña. Es lo único que apenas pudo intuirse en los cinco minutos de silencio que guardó ayer de forma unánime y sin excepción Almería. Un silencio respetuoso. Absoluto. Atronador. Un silencio en el que cabe el llanto de una ciudad entera.
55 horas después de que miles de almerienses se reuniesen en Puerta de Purchena para pedir que el pequeño Gabriel Cruz volviera pronto a casa, alrededor de 12.000 personas -según fuentes de la Subdelegación de Gobierno- regresaron al mismo lugar para expresar su dolor y su rabia por que la trágica desaparición del niño haya tenido el peor desenlace posible. Dolor, rabia y apoyo a una familia herida en lo más profundo. En especial a sus padres, Patricia Ramírez y Ángel Cruz.
El repique de campanas de la cercana iglesia de San Pedro marcó el inicio del acto convocado desde el Ayuntamiento de la capital para el que se solicitó “un silencio respetuoso”. “No es un acto de linchamiento público, es un gesto de apoyo a la familia, para que pueda comprender que Almería está con ellos”, pedían ante lo caldeado de los ánimos.
Y si bien los cinco minutos de silencio fueron respetuosos, antes y después voces aisladas a veces y más secundadas otras rompieron al grito de ‘asesina’ en alusión a la única detenida hasta el momento, Ana Julia Quezada, pareja del padre.
Al igual que en la concentración del viernes, volvieron a portarse ‘pescaítos’, símbolo ya de este caso que ha conmocionado a toda España. Pero esta vez lucían crespones negros o mensajes como ‘Descanse en paz’. También pancartas con palabras de aliento como ‘Mucha fuerza, Patricia’ y otras que ponían los pelos de punta pidiendo ‘Justicia para Gabriel’ en manos de niños con gesto serio a los que parecía que la infancia se les había parado de golpe.
Otro 11M negro
Desde una hora antes de la concentración, el goteo de ciudadanos en dirección a Puerta de Purchena era constante. Conforme se acercaban las siete de la tarde, las inmediaciones empezaron a colapsarse y ni los efectos de la borrasca Félix disuadieron a los almerienses de asistir a la convocatoria anunciada por el alcalde de la capital, Ramón Fernández-Pacheco, a través de las redes sociales en torno a las dos de la tarde, cuando se conoció la terrible noticia del hallazgo del cuerpo del pequeño.
“Esta mañana [por ayer] cuando me ha llamado el subdelegado del Gobierno, no me lo podía creer”, decía el primer edil, visiblemente afectado. “Gabriel lo único que tenía era toda una vida por delante para ser feliz”, añadía.
Allí, el tema de conversarción era único. La gente contaba cómo y cuándo se había enterado de la noticia en una reacción que recuerda a la que se produce tras sucesos de gran conmoción social como el 11M -el atentado terrorista más doloroso de la historia de este país- con el que en una triste casualidad ha coincidido el desenlace de la desaparición de Gabriel.
“A ver cómo le explicas ahora a sus compañeros de clase lo que ha pasado, que llevan desde que desapareció diciéndole a la profesora cuando pasan lista: ‘Seño, a Gabriel no le ponemos falta, ¿no?”, comentaba una mujer. “Mi pareja tiene una hija de doce años a la que quiero como si fuera mi propia hija”, añadía su compañera de sitio, al lado de la chica en cuestión.
Además del alcalde, presidieron la concentración el delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz; el subdelegado del Gobierno en Almería, Andrés García Lorca; la diputada nacional Carmen Navarro; el superintendente de la Policía Local, Jorge Quesada; Laura Negrillo, coordinadora de Voluntariado de la Junta, y los portavoces de la oposición en el Ayuntamiento Juan Carlos Pérez Navas, Miguel Cazorla y Rafael Esteban.
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