Fue facturada en la estación de Fines-Olula una mañana de 1942 y llegó en un vagón hasta Callosa de Segura, desde donde fue transportada en un carro de bueyes hasta la Plaza de l a Iglesia de San Martín. Era la cruz de mármol blanco de Macael que había sido sufragada mediante suscripción popular por varias familias del pueblo para servir de homenaje a 81 callosinos caídos durante la Guerra en las filas del bando vencedor, como ocurrió en tantos otros municipios en la inmediata Postguerra.
El monumento, que surgió como símbolo de la exaltación falangista imperante en todo el país, fue, sin embargo, convirtiéndose con los años para muchos vecinos en un icono del pueblo, una seña de identidad, otorgándosele un valor sentimental a esa piedra inmaculada surgida a golpe de barreno de las entrañas de Los Filabres y esculpida luego por hábiles maestros artesanos del Macael de la época.
Sin embargo, la corporación municipal presidida por Francisco Maciá, a partir de 2016 empezó a exteriorizar su intención de derribar la cruz de mármol de Macael para cumplir con la Ley de Memoria Histórica. Frente a este propósito del Gobierno consistorial, una parte del vecindario se opuso y se constituyó en Plataforma Ciudadana en Defensa de la Cruz. Durante 400 días y noches, los miembros de este grupo se turnaron para custodiarla.
Hasta que con la intervención de las fuerzas de orden público, a las 6 de la mañana del pasado 28 de enero, el Ayuntamiento llevó a cabo la retirada del controvertido emblema con una grúa y un camión, dejando solo la peana, para depositarla en un almacén del Museo del Cáñamo, donde permanece desde entonces.
Tan solo unas horas después de la retirada de la cruz, con varios ciudadanos detenidos y mucha tensión en el ambiente, entre partidarios y detractores de la cruz, se recibió en la secretaria del Ayuntamiento un auto de medidas cautelares del Tribunal Superior de Justicia de Valencia ordenando “el cese inmediato de la ejecución de los trabajo de destrucción y retirada de la Cruz”, una resolución que llegaba tarde.
Le medida del alto tribunal respondía al recurso de la Plataforma ciudadana que esgrimió el derecho fundamental de “libertad religiosa”. A partir de ahora, para saber el futuro de esta cruz labrada con ingenio almeriense, habrá que esperar a la sentencia definitiva del TSJV. Además hay un contencioso administrativo presentado por el obispo de Orihuela en el que arguye que la plaza donde estaba la Cruz es de la parroquia.
El alcalde ha denunciado amenazas de muerte y de tortura en las redes sociales y que ha sido tachado de ‘anticristo’. El portavoz de la Plataforma, Luis Valdés, expone que “el monumento ya no supone exaltación del Franquismo, puesto que se retiraron las placas de Falange, ya solo es un símbolo religioso”.
Los macaeleros de todos los tiempos fueron siempre hábiles artesanos de esa piedra color armiño que extraían de La Puntilla, la cantera de mármol blanco más antigua del municipio. De allí salió probablemente la materia prima con la que se confeccionó en 1942 la cruz callosina objeto de controversia 76 años después. Y fue con mucha probabilidad, según el conocimiento de la Asociación de Empresarios del Mármol, el taller de José Sabiote Navarro el que realizara ese trabajo. Además de fábricas y almacenes de aserrar como el de Tortosa, los sabiote han sido durante generaciones una de las familias artesanas más antiguas de esta industria de la piedra natural almeriense a base de rudimentos como el puntero, cincel y mazo.
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