Cuevas del Almanzora

Un viejo cartapacio lleva 50 años guardado en Villaviciosa

Frente a EEUU que ha desclasificado papeles, España sigue cerrada a cal y canto

Documento desclasificado por la Administración USA sobre Palomares.
Documento desclasificado por la Administración USA sobre Palomares.
Manuel León
22:37 • 04 abr. 2018

En unos sótanos de Villaviciosa de Odón, pueblo metropolitano de Madrid,  se pudre cubierto de moho un cartapacio repleto de documentos oficiales sobre el accidente de Palomares. Allí lleva décadas, en el Archivo del Ejército del Aire, sin que nadie lo haya tocado, guardando respuestas a tantas preguntas que penden aún de uno los mayores percances atómicos de la historia. 



Cientos de instancias de investigadores se han rellenado dirigidas al Ministerio de Defensa y la Jefatura del Estado Mayor solicitando su desclasificación, pero la respuesta ha sido el silencio. “No se puede sacar a la luz ese expediente porque está protegida por la Ley de Secretos Oficiales de 1968”, aduce Pablo Herradón, director técnico del archivo.



Los secretos de Estado, como Palomares, son eternos en España, para siempre, pesar de la entrada en vigor en 2013 de la Ley de Transparencia.  A diferencia de EEUU, que a los 30 años de la catástrofe  empezó a desclasificar papeles e imágenes de la operación Broken Arrow, custodiada en el Departamento de Energía (DOE), España sigue manteniendo cerrado a cal y canto el cajón Palomares que empezó a habilitarse en tiempos de la extinta Junta de Energía Nuclear, continuado por el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat) donde la documentación del periodo inicial del Proyecto Indalo, en tiempos en los que era dirigido por Emilio Iranzo, se ha extraviado, según investigadores. 



Palomares tampoco aparece en ninguno de los ficheros desclasificados de la Junta del Estado Mayor ni del Ministerio de Defensa. Tan solo se  ha liberado alguna documentación en el Archivo General de la Administración, en Alcalá de Henares. Es decir 50 años después lo ocurrido, Palomares sigue siendo secreto de Estado. Buena parte de lo acaecido aquella ventosa mañana de San Antón en la tranquila pedanía almeriense y de sus consecuencias solo se ha conocido a través del testimonio de los protagonistas, de las publicaciones periódísticas y bibliográficas y por la documentación desclasificada por el Pentágono y la Marina USA.



Pero a los españoles, a los almerienses, a los palomareños y villariqueros,  ninguno de sus gobiernos les has dicho oficialmente qué pasó el lunes 17 de enero de 1966 y qué ocurrió en todas las actuaciones y negociaciones posteriores con la potencia norteamericana, algo difícil de entender y que colisiona con el derecho a saber, sobre todo cuando se trata de salud pública.







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