Cuando de niño, pobrecito mío, me asombraba la capacidad de mi madre para seguir dos diálogos distintos a la vez, uno por cada oído. Nos sentaba a todos los hermanos en la butaca del cine, cada uno en la suya, ella sacaba de su bolso el transistor, conectaba el audífono, se lo ponía en el oído y ¡hala!, a escuchar la novela radiofónica sin perder ripio de la película. Un prodigio. En realidad, mi madre sigue asombrándome de diferentes modos.
Tal vez de verla con el transistor arriba y abajo, quizá por residir entonces en una zona con varias emisoras de radio en las cercanías: Radio Madrid, Radio España (extinguida), Radiocadena (caducada), Radio Juventud (aniquilada), Radio Peninsular (olvidada), con la particularidad en aquel tiempo de representar muchos de sus programas cara al público que el yo niño de aquella cosecha disfrutaba cuanto podía, la radio se me hizo inseparable y continúa la adicción.
Viene lo anterior a cuento, naturalmente con su permiso, amén de las disculpas oportunas ante la audacia de narrar algunos detalles personales, debido a que hace unos días, nada, como quien dice ayer, en Vera se produjo la magia del Radioteatro. Gracias a este sortilegio regresaron a mi memoria, entre otros, aquellos episodios que escuchaba a principios de los años 70 y que comenzaban, más menos así: “la Sociedad Española de Radiodifusión, a través de su gran cadena de emisoras propias y asociadas, presenta: ‘Matilde, Perico y Periquín’, un programa Cola Cao, para niños y mayores, original de Eduardo Vázquez, con la interpretación de Matilde Conesa, Pedro Pablo Ayuso, Matilde Vilariño, Juana Ginzo…” ¡¡Buuffff!!, cómo empuja el tiempo.
A lo que iba, que Ramón Flores, actor, director, adaptador y quien sabe cuántos cometidos más, del grupo de teatro ‘Al Alba Teatro’, llevaba un tiempo dándole vueltas a cómo darle un homenaje a la Radio. Se inclinó hacia un espectáculo radiofónico similar al de los años 40, 50, 60, en casa no había televisor, reinaba el transistor alrededor del que toda la familia se agolpaba para escuchar seriales, radionovelas como ‘Ama Rosa’.
Ramón localizó la obra ‘Calderón Enamorado’ escrita por un jiennense, José María Ruano de la Haza, profesor emérito de la Universidad de Ottawa, Canadá. Se puso en contacto con él, le participó su deseo y Ruano de la Haza le concedió todos los permisos para que adaptarla a su representación mediante lectura dramatizada, cosa que ha hecho con la participación de Mari Carmen Morales, Juan Antonio Lorenzo y Beatriz Rueda, que han puesto sus voces a los personales, mientras que Juan Francisco Soler se ha encargado de la música y efectos especiales.
El Convento de la Victoria de Vera se transformó por unos días en el salón de casa. Butacas, mesitas, tapetes, lamparitas, incluso hamacas a modo de ‘chaise longue’. Sin faltar detalle. Y allí que me fui del tirón, ya se sabe. Dios, qué gozada. Provisto de unos cascos escuchaba la voz de los actores en una impecable narración e interpretación de las aventuras y desventuras de un Calderón enamorado. Con los ojos cerrados volví a no dormir con ‘El Loco de la Colina’ o a atiborrarme de adrenalina con José María García, a despertarme con Luis del Olmo a veces, otras con Antonio Herrero, y así hasta hoy en día en que, pese a todo, smartphones incluidos, la radio se lleva en sangre.v
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